Aidan
Toda la semana había estado tranquilo. Aunque se iniciaron algunos rumores respecto a la situación dada con la chica de esa noche, según algunas de mis fans, dijeron que supuestamente me habían visto comiendo con la chica en en el restaurant, y otras decían que me la estaba declarando ¡Puff... patrañas! fue todo lo contrario.
Llegó nuevamente el fin de semana. El sábado por la mañana acompaño a papá a su trabajo. Él es director de cines, de pequeño me encantaba acompañarlo, pero después de un tiempo dejé de hacerlo, por muchos motivos, sobre todo por mi trabajo de actor. Siempre conocía gente nueva gracias a su trabajo.
También vi a Cameron, mi amigo con el que había grabado "The umbrella academy", pero decidí que lo saludaría más tarde. Quizá exploraría el lugar primero, a cambiado mucho en todo este tiempo. Hay caras nuevas y unas que otras conocidas.
–Aidan, hijo, ¿podrías ayudarme?
–Sí, ¿que puedo hacer? –alzó sus manos que sostienen, al mi parecer, dos trajes. Los dos de una época ochentera, el primero es una camiseta color amarillo con unos pantalonetas color lila, el segundo en cambio es una camiseta blanca hasta el cuello con unos pantalones largos flojos de color beige -¿me los pruebo?
–Sí, y también quiero que me digas cual te gusta más –me los tendió en los brazos y me guio al vestidor.
Vestí el primer conjunto, y salí. Para mi sorpresa, alguien más se encontró ahí, una señora, bastante guapa a decir verdad, que me dio unos collares dorados y zapatos blancos, acompañados de medias largas del mismo color. Me parece conocerla de algún lado, pero no recuerdo que trabajara con papá tiempo antes, le resté importancia y fui nuevamente a los vestidores a cambiarme.
Salí y por la expresión del rostro de papá, deduje que no le gustó para nada, y para decir verdad, tampoco me agrado. Sin decir absolutamente nada, me encaminé al vestidor.
Esta vez la señora me alcanzó unas botas negras con medias de colores, un cinturón negro y los mismos collares dorados del anterior traje. Me gusta. Me miré en el espejo y salí.
Tú. Otra vez.
¿Se enteró..?
¿Q-qué hace aquí..?
A un costado de la señora. La misma chica que arruinó mi camiseta, ¿acaso no podía dejarme en paz?, y por su puesto que ella también me vio, su cara expresó enojo, ¿no debía ser al contrario?
–¿Qué haces aquí? –pronuncié y esta vez un poco más calmado.
Bien, tengo que ser cuidadoso. Puede que no sepa nada, mamá arregló muy bien esto.