El primero de septiembre Harry sintió sus piernas temblar cuando pisó el expreso de Hogwarts.
Su valentía cayó tan profundo con sus demás sueños y esperanzas y eso lo desesperó; su cabello azabache seguía desordenado, su uniforme estaba planchado y oliendo delicioso por cortesía de Remus y él estaba desesperado frente al compartimiento en el que estarían sus amigos. Se iba a morir ahí mismo.
-¡Harry! El día es hermoso¿No lo crees?- oyó la cantarina voz de Luna detrás suyo, se sobresalto y con cuidado de no demostrar su nerviosismo le devolvió el saludo.
-Hola Luna, claro, es un buen día-
No, no era un buen día y el quería llorar por lo horrible que estaba pasándolo.
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La charla durante la cena fué agradable, con Ron comiendo como de costumbre y Hermione hablando acerca de los nuevos horarios y quejas respecto al ministerio. Nunca estaría contenta, y a Harry hablar de política le daba dolor de cabeza.
- Esto va a interesarte Harry, en cada clase los profesores tienen obligado entregar supresores a los estudiantes Alfa y Omega, me parece lo mejor, no lo hacían lo anteriores años- dijo la castaña, observándolo expectante mientras Harry se encogía en su asiento.
Todos habían volteado a verlo.
-Claro Mione, es porque Harry está en nuestro año, nada debe pasarle a Harry, yo mismo me encargaré de patear a los alfa que quieran ponerle un dedo encima- Ron habló, le guiño el ojo y Harry, contrario a quedarse callado y asentir -como últimamente hacia- bufó enojado.
-No Ron, puedo cuidarme solo-
Las miradas sobre él no cesaron, Harry lo creyó así y Ron lo vio vacilante, definitivamente no creía que pudiese cuidarse solo, nadie lo creía.
-Claro amigo-
Harry asintió y la cena siguio su curso.
Los estudiantes salieron del gran comedor y Ron, a pesar de los reclamos de su amigo no se alejó, permaneció a su lado durante todo momento, lo guió por los pasillos como si fuese su primera vez en Hogwarts y le propuso tantas cosas que Harry pensó en maneras de alejarse del chico mientras este mismo le hablaba de pasar todo el tiempo juntos.
-¿Donde esta hermione?- preguntó, sus manos se removieron en su baul en busca de su pijama.
-Debe estar en su cuarto ya, mañana va a entregarnos los horarios y ojalá no nos toquen muchas clases con Slytherin, deberías alejarte de ellos, la mayoría fueron revelados como alfas y entre esos está Malfoy, un completo imbécil debo decir-
-Ya te dije que puedo cuidarme solo, no es necesario, sigo siendo el mismo Harry ¿Porqué me deberían tratar diferente ahora que soy...Omega?- dijo
-Lo sé, pero mamá esta algo preocupada, ella también es omega y debe saber acerca de esto, me pidió que esté contigo en todo momento!-
Harry no dijo más, se coloco la pijama como usualmente hacía y se introdujo en sus sábanas, esperó dormir un poco y su cuerpo se tensó cuando durante la noche escuchó a sus compañeros.
Usualmente no despertaba en la madrugada, solo cuando soñaba exepcionalmente extraño y tenía que abrir los ojos para corroborar que seguía en su cuarto, solo.
-Todos hablan de eso Dean, los Omegas llevan esos collares pero se acerca la temporada de celo, oí que están apostando, quieren... ya sabes, Harry es el salvador del mundo magico y marcarlo y volverte su alfa debe ser bueno creo... no me mires así, yo solo los escuché, no quiero hacerlo-
Harry tragó saliva, escuchó a Dean replicar pero su corazón latía tan rápido que a pesar de estar cubierto por las sábanas temía ser descubierto. Era una tontería, él no sería marcado, no cuando llevaba el collar... No podrían hacerle nada malo...
Eso fue lo que Dean dijo, gruñó cuando Seamus rió y rebatió:
-No marcarlo precisamente, cariño eres tan tonto, lo que ellos quieren es... Ya sabes, si lo embarazan Harry no podrá alejarse, es atractivo, claro, no es que Harry me desagrade, tampoco me gusta pero si me pongo en el lugar de ellos, mi mamá estaría muy orgullosa si mi Omega es el salvador del mundo mágico, suena bien, ¿No crees?-
Ah claro, eso... Harry no había pensado en eso.
-Voy a matarte si le pones un dedo encima a Harry, Finnigan-
Ron pareció despertar por la charla, los doceles de su cama se movieron y las feromonas en la habitación incrementaron. El pelirrojo estaba desafiando a Seamus, Harry quería llorar en ese instante y su cuerpo actuó de manera instintiva.
Había dos alfa en la habitación, peleando, no directamente por Harry pero sus feromonas contrastaban tanto que el azabache sentía la necesidad de elegir a uno.
-Nadie me va a tomar, váyanse a dormir ambos, el cuarto está lleno de su mierda, Ron, ya te dije que no tienes que defenderme-
Bien, había respondido y así no tenía que verse envuelto en una pelea a plena madrugada.
-Te lo advierto Seamus, aléjate de Harry- Ron habló antes de revolverse entre las sábanas, nadie dijo nada más y las feromonas se disiparon.
Harry pudo respirar de una vez por todas, abrazó una de sus almohadas e intento dormir, su cabeza daba vueltas y los doceles de su cama se movían, dando ondas y ondas tan hipnotizantes que Harry se adormeció, cerró los ojos y avergonzado aún, pudo descansar.
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