2. CANCIÓN

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- ¿No me vas a decir a dónde me llevas? - le pregunto a Dereck con los brazos cruzados.

- No. - dice riéndose. - Es una sorpresa.

- Sabes que soy...

- Una cotilla. - termina la frase por mí. - Ya lo sé.

Me río y me cruzo de brazos otra vez mientras él se ríe. Para el coche en un... ¿hotel, aquí en Nueva York?

- ¿Un hotel?

- Ya lo verás...

Al entrar veo que se dirige a recepción y pide unas llaves

- Cariño, sabes que tenemos casa. ¿No?

- Sí, pero me apetece que sean unas pequeñas "vacaciones". Estás muy estresada por los exámenes, así que debes relajarte.

- ¿Relajarme? Sabes que no puedo hacer eso.

- Vamos.

La habitación está en... ¿la planta más superior? No me digas que es una SUITE. Por favor.

- Voilá.

- ¡¿Una SUITE?!

- Exacto.

- Estás loco.

- Por ti.

Me sonríe y me tiro ha sus brazos. Después me voy corriendo hacia la gran terraza de nuestra habitación con una mesa y un par de sillas.

- Es precioso. - le digo acercándome a él. - Te quiero.

- Yo te quiero más.

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Dereck me llevó de compras y a visitar lugares de Nueva York que ni siquiera sabía que existían. En el centro comercial me llevó a todas las tiendas lujosas: Gucci, Swarovski, Carolina Herrera, Louis Vuitton, Pandora...

- Cariño, esto es demasiado. - le digo cuando me quiere meter en otra tienda.

- No, no lo es.

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Después de ir de compras y tener un vestido plateado y largo hasta los pies con cola de sirena (precioso, por cierto) de Chanel, nos vamos a un restaurante a las afueras de la ciudad. Parecía un palacio, me sentía como un personaje de Los Bridgerton, pero más moderna. Al entrar, me quedo con la boca total y absolutamente abierta.

Todo es dorado. Hay figuras de cristal por todas partes, además de unas pequeñas lámparas de araña en el recibidor con farolillos a los lados. Y solo estamos hablando del pasillo de entrada. En el salón principal, donde encontramos varias mesas lujosas con cubiertos de pura plata, vemos un escenario medianamente grande donde se situará una pequeña banda de música clásica. Las servilletas de seda son de color dorado, al igual que los manteles.

Al sentarnos, Dereck sacando mi silla como un caballero, hace que me siente y luego se sienta en frente mío. Viene un camarero a pedirnos su consentimiento para servirnos durante toda la noche, a lo que acepta Dereck encantado. El camarero se me queda mirando durante un rato y mi novio le pone muy mala cara. Mi novio carraspea llamando la atención al camarero y éste le mira avergonzado. Si las miradas matasen, el pobre ya estaría muerto.

- Lo... lo siento, señor. Es que me parece que Lady Susan no tiene acompañante.

- ¿Lady Susan?

VENGANZA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora