Karin estaba indignada ya que no lograba comprender cómo era posible que haya aparecido el Nibi en persona. Eso le cambiaba totalmente sus planes.
Ella habia creía que los bijuu habia decidido irse de este lugar hacia mucho tiempo ya. De echo era sabido que el Kyuubi incluso dejó de permanecer con la familia de Boruto hacia más de dos vidas atrás
¿Qué estaba haciendo el bijuu de dos colas entonces aquí? Y para peor de los males estaba defendiendo y ayudando a Mitsuki. Inaudito ya que ese bello peliazul de dorada mirada era su propiedad.
Fue despedazando varios muebles de su casa debido a la furia por la impotencia que sentía. Encima habia sido condenada a muerte por esa bola de pelos.
Con sus afiladas garras despedazó varios adornos y arañó las paredes, para luego lanzar alaridos al aire revoleando sus lentes inclusive.
– ¡No me lo quitarás maldito humano! ¡Te lo arrebaté una vez hace tiempo! – empezó a reír a carcajadas pareciendo una loca total – Con que volviste por él ¿eh? Así que regresaste a la vida solo para arrancarlo de mis brazos. En ese caso tendré que matarte. ¡¿Oíste Boruto?! ¡Te mataré de una maldita de vez! – lanzaba carcajadas enloquecidas al aire mientras los truenos se sucedían en la lejanía de las penumbras – ¡Nada ni nadie me lo quitará! ¡Mitsuki es mío!
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Esa tarde fue maravillosa para Mitsuki, habian acabado de leer una novela gótica para luego conversar de todo un poco. Boruto le contaba sobre su vida en la escuela que a pesar de aburrirse bastante aprendía cosas interesantes.
El peliazúl podía ver que su sol no solo era hermoso físicamente sino además era muy culto también. Y por sobre todas las cosas era alegre, reía haciendo bromas por todo. En verdad le iluminaba la existencia.
Lo amaba tanto, que no pudo evitar besarlo en un determinado momento estando sentados, ambos en el mismo sillón.
Boruto se asombró pero no lo rechazó. Más bien le rodeó el cuello con sus brazos atrayendolo a él. Le devolvió el beso con otro más intenso y salvaje. Mitsuki lo presionaba contra su miembro logrando que la pasión los embragase a ambos.
Sin embargo la maldita noche llegó. Mitsuki hizo uso de su maxima voluntad para separarse de su sol. Respiraba entrecortado sintiendo su corazón latir a mil. El placer que le daba acariciarlo era único. Hacia tiempo que no sentia aquello.
– Sol mío....debes irte....la noche....llegará pronto...
– Todavía es de día, no pasará nada si regreso un poco más tarde a casa
– No entiendes Boruto....el castillo es....es muy peligroso de noche....hablo en serio....Boruto no entendia ese afán que tenía aquel enigmatico pero hermoso amigo suyo por alejarlo antes de que oscurezca.
– ¿Qué pasa contigo? ¿Acaso eres cenicienta? O peor aún ya que al menos Cenicienta tenia hasta las doce en cambio tú solo tienes hasta las siete de la tarde.
Mitsuki no pudo evitar sonreir al oírlo decirle aquello pero fue una sonrisa triste. Sin embargo insistió y su sol se marchó.
Cada vez le costaba más dejarlo ir tarde tras tarde, pero no se animaba a decirle la verdad sobre su persona por temor a asustarlo. Mucho menos se animaba a confesarle su amor.
Cuando lo vió alejarse, caía la noche y con ella el hechizo que lo transformaba en una gigantesca serpiente blanca de más de quince métros de largo y cinco metros de ancho. Sus ojos amarillos despedían frialdad, no solo su cuerpo sino su mente también era transformada en un monstruoso ser infernal.
La desolación lo desgarraba por dentro al ser obligado a ser un monstruo noche tras noche durante tanto tiempo.
Estar encerrado en ese castillo y en concreto en ese cuerpo monstruoso lo desesperaba al punto de estar al borde de la locura, cuando Boruto apareció nuevamente en su vida.
Su sol había llegado para salvarlo. Incluso habia logrado encontrar un método para comunicarse con él por las noches al dejarle un celular como regalo e hizo todos los tramites para que pueda tener Internet en su mansión. Incluso le enseñó cómo usar esos servicios modernos.
Recordaba cómo su sol se asombró al saber que él no tenía ni conocía esas cuestiones tecnológicas
– Inconcebible Mitsuki – habia dicho – Me ocuparé de todo y te enseñaré cómo funcionan éstas cosas.No obstante durante las noches para comunicarse con ella lo necesitaba al Nibi quien con sus patas usaba el celular respondiendole a Boruto por Mitsuki con quien él y solo él podía tener contacto.
"Nibi...no soporto más ésto....ya no aguanto más"
Mitsuki y el Nibi se podían comunicar por telepatía gracias al poder del bijuu.
"Dime ¿qué quieres decirle a Boruto? Yo le escribiré por tí"
"Un gato usando WhatsApp, ahora si que lo ví todo jajaja. Seguramente eso diría Boruto si llegase a saber con quién chatea realmente".
Incluso no estando presente, el rubio seguía dandole ánimos al peliazúl. Aunque podía comunicarse con él por las noches, lo cierto era que a Mitsuki le dolía tener que esconderle su secreto a su sol. Lo hacía por temor a ser despreciado. Si, lo reconocía.
Era un completo cobarde ya que solo podía sentir terror al desprecio por parte de su amado. Aunque mostraba, en esa red social, una falsa imagen de felicidad y tranquilidad que junto al Nibi podía hacerlo, lo cierto era que en verdad estaba desesperado y totalmente destrozado.
Arrojado en un rincón de su mansión lloraba sin parar con la única compañía del Nibi quien se ocupaba de hacerle compañía mientras le entregaba los mensajes de Boruto.
Pero en un momento dado las crueles carcajadad de la bruja Karin retumbaron en el lugar donde él se encontraba. En las paredes aparecieron unas letras escritas con sangre dejando el siguiente mensaje.
"Eres mío Mitsuki"
Sin embargo el felino blanco se encorvó al ver aquello mostrando sus colmillos. Había logrado alejarla del lugar una vez más de Mitsuki, pero él solo podía llorar lamentándose sobre su suerte.
"Boruto....ayúdame....por favor....Boruto"
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Monstruosa Realidad (MitsuBoru)
Fiksi PenggemarLas apariencias suelen engañar pero existen quienes suelen mirar más allá de ellas. Este es el caso de Boruto quien a sus 16 años vive una vacia existencia, aburrido por la monótona cotidianidad del día a día. Pero un cambio en su vida está a punto...