Con cada día que pasaba su humanidad iba desapareciendo para dejar paso al monstruo salvaje de la noche. Lenta pero continuamente su parte humana se debilitaba cada vez más.
Ya casi le resultaba imposible conservar la cordura durante las noches estando atrapado en el interior del monstruo., pero esa noche supo que había llegado a su límite.
Cuando la transformación acabó, su conciencia quedó reprimida y la bestia emergió en su máximo poder cuya bestial forma de gigantesca serpiente despedazaba todo a su paso. Sus afilados y venenosos colmillos desgarraban todo a su paso.
Rugió a la lejana luna con odio intenso espantando a toda criatura viviente, menos al Nibi quien era el único que podía hacerle frente y contenerlo.
Pero ruidos provenientes de la mansión llamaron su atención. Su dorada mirada brilló de éxtasis y salió de aquella habitación donde tantas noches solía permanecer. Pero en ésta ocasión salió de la habitación rumbo al encuentro de su primera víctima.
——💔——💔——
Me desperté en la mitad de la noche sintiendo mucha sed.
Sabía que le había prometido a Mitsuki no salir de la habitación pero ¿qué va? No era para tanto si salía en busca de algún refresco ¿cierto? No tenía que morir de sed.Abrí la puerta con cierto recelo e inspeccioné el pasillo envuelto en penumbras. Nadie. Perfecto, en unos momentos podría estar en la cocina tomando algo fresco.
Salí en puntillas de pie y me dirigí a la planta baja. La habitación de Mitsuki estaba cerrada y aunque sentí las más intensas ganas de verlo dormir bajo la plateada luz de la luna, me obligué a seguir viaje.
No tardé en llegar a la cocina que por cierto estaba impecable. ¿Quiénes se ocuparían de la limpieza y el mantenimiento del lugar?
Aquella duda se cruzó por mi mente ya que ni en mi casa tenía menuda limpieza y eso que solo eramos tres, aunque mi papá prácticamente no estaba en casa.
No ví a nadie más que a Mitsuki y al felino blanco.¿Acaso sería Mitsuki quién se ocupaba de eso? Porque ni modo que lo haga el gato ¿cierto?
Pero era imposible que mi amigo se ocupe solo de todo el castillo. Nunca podría hacerlo él solo. Pero ¿quiénes eran sus padres?¿Dónde estaban? Demasiadas preguntas a éstas horas de la noche. Mitsuki me dirá todo si así lo desea. La sed seguía golpeandome la garganta, ésto me hizo olvidar de mis preguntas y buscar la heladera.
Al descubrirla la abrí, ví toda clase de bebidas y comidas. Saqué una lata de Pepsi. La abrí y empecé a degustarla con intenso placer. En verdad estaba sediento al punto de haberme olvidado dónde estaba.
Pero el gato blanco apareció justo ahí para restregarse en mis piernas mientras maullaba. Y no fue el único en llegar.
Una sombra se cruzó en mi camino, tan fugaz como veloz. Otra vez las sombras móviles del castillo. El siseo de una epsecie de serpiente retumbó pero era extraño ya que tenía la mezcla del gruñido de un animal salvaje.
Como sea, ese singular ruido resonó en la cocina y fue cuando lo ví aparecer por la puerta trasera. Una horrible y monstruosa serpiente gigantezca se alzaba frente de mí. Blanca. Tan gigantezca como aterradora.
Sus demoniacos ojos amarillos me miraron con odio. Si, con odio. Podía notarlo. Apenas pude respirar. Volteé la lata de Pepsi que se estrelló en el piso. Durante unos momentos no me pude mover. Quedé totalmente paralizado.
Cuando la serpiente siseó rugiendo volví en mí recuperando la movilidad y la voz. Intenté huír pero el monstruo me cortaba la salida.
– ¡¿Qué demonios hace eso aquí?!Ví cómo el monstruo despedazaba todo a su paso con tal de atraparme. Maldita sea ¿Acaso moriría aqui mismo? Cuando me ví cercado por esa horrible bestia, toda cordura desapareció en mí.
Estaba debajo de la mesa. Pero supe que nada lograría ocultandome. Corrí hacia la puerta por donde habia entrado pero la cola del monstruo me tapó la salida.
Cuando quiso morderme con sus horrorosos colmillos los esquivé de un salto. Maldita sea, si iba a morir lo haría luchando y no ocultandome o llorando como un cobarde.
Lo ataqué con lo que sea que iba encontrando allí pero todo, absolutamente todo, era desintegrado por sus malditos colmillos.
Cuando sentí cómo su cola me golpeaba estampandome contra la pared, el aire no pudo entrar a mis pulmones. Por breves segundos sentí que me asfixiaba, pero inmediatamente pude respirar bocanadas de aire.
Empezaba a ver borroso por el golpe, necesitaba la ayuda de Mitsuki.
– Mitsuki – susurré débilmente – Ayúdame...Mitsuki....Para mi pesar habia dejado mi celular en la habitación. Pero algo tenia que hacer o acabaria muerto allí mismo.
Estaba atontado debido al golpe. No tenía los reflejos a pleno ya. Aquello era un problema.
– ¡Mitsuki! ¡Ayúdame Mitsuki! -– Grité con todas mis fuerzas pero recibí otro golpe del monstruo que me arrojó contra la otra pared pero en ésta ocasión fue un golpe de costado – Por favor...Mitsuki....ayúdame -– Ésta vez lo susurré ya que me sentía muy débil.
Pero mis fuerzas renacieron al recordar que mi verdadero enemigo no era esa hermosa pero gigantezca serpiente blanca. Sino más bien la monotonía que transformaba a los humanos en espectrales muñecos vivientes. A eso le tenía miedo, no a ésta serpiente.
Con ese pensamiento se recuperó del todo y dando saltos fue esquivando los peligrosos mordicos del monstruo. Así llegó a la puerta y abandonó la cocina.
¿Dónde estaría Mitsuki cuando se lo necesitaba? Boruto no paraba de preguntarselo, pero al imaginarselo durmiendo plácidamente en su cama bajo la tranquila luz de la luna sonrió.
Vaya héroe estaba hecho Mitsuki. Menos mal que a él, Boruto, se le daba bien el ejercicio físico para poder escapar por sí mismo.
De pronto la voz de Mitsuki se oyó en los corredores oscuros del castillo y el monstruo se detuvo. O eso crei ya que no lo sentí venir detrás mío, pero tampoco me detuve para comprobarlo.
Llegué a mi habitación y me encerré. Estaba al borde de la histeria total. Tenía todo tipo de sensaciones. ¡Dios, estuve a un paso de morir! Pero habia salido ileso y sin ayuda de nadie. Me sentía exitado en verdad.
– Boruto ¿estás bien? – la voz de Mitsuki tras la puerta me calmó un poco devolviendome al presente
– ¡Mitsuki! – quise abrir la puerta ya que quería verlo para golpearlo, abrazarlo y besarlo. En ese orden, pero él me detuvo
– ¡No abras la puerta! ¡Es peligroso!–¿Qué es esa cosa?
– Un monstruo
– Ya me dí cuenta Mitsuki
– Quedate ahí y no salgas hasta que haya amanecido ¿entiendes?
– ¿Por qué?
–Él se vá con cada amanecer– ¿O sea que todas las noches vuelve?
– Si – su voz pareció quebrarse, hecho que me preocupó
– Mitsuki – Susurré apoyandome en la puerta, sentía la necesidad súbdita de poder abrazarlo ya que intuí su dolor – ¿Cómo haces para no morir en el intento de vivir aqui? – pregunté para levantarle el ánimo.– Una larga historia Boruto, te dije que no salieras de tu habitación.
– ¡Debiste avisarme sobre tu otro huesped! ¿No lo crees?
– Lo siento – su voz denotaba tristeza – Podrás irte al amanecer y....no volver más si así lo prefieres....Boruto.– ¿Qué? ¿Es broma?
– No
– ¡Deja de echarme Mitsuki! ¡Vine para quedarme!
– Bien – su voz fue más firme y felíz – Gracias Boruto. Al amanecer seguiremos hablando. Descansa.Lo sentí alejarse. ¿Descansar? Como si eso fuese posible con menudo susto. Si embargo no me dí cuenta cuándo me quedé dormido otra vez.
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Monstruosa Realidad (MitsuBoru)
Fiksi PenggemarLas apariencias suelen engañar pero existen quienes suelen mirar más allá de ellas. Este es el caso de Boruto quien a sus 16 años vive una vacia existencia, aburrido por la monótona cotidianidad del día a día. Pero un cambio en su vida está a punto...