Al llegar al pueblo dejamos el auto en una playa de estacionamiento y fuimos caminando hacia las ruinas de la aldea de los rostros.
No estaba lejos por eso se podia ir a pie, de echo se habia convertido en un lugar turistico que el gobierno del lugar conservaba como gran atracción.
Una vez llegados vimos una valla con un puesto policíaco que cobraba la entrada a lo que una vez fue conocida como Konoha, la más poderosa aldea ninja.
En esos momentos parecía no haber nadie, mi papá se sentía fascinado y sin perder un instante se adentró allí. Yo iba a su lado pero no bien puse un pie dentro traspasando la entrada sentí una gran tristeza invadir mi pecho.
Me detuve ya que no podía respirar, mi papá me abrazó con infinita ternura mientras me susurraba al oído:
- Ya está hijo, ésta es otra vida....no lo lamentes más.
- Papá - la angustia me estaba asfixiando - N-No puedo....no....Quise retroceder pero él me sujetó con firmeza para darme ánimos.
- Anda....ven conmigo....éste fue nuestro hogar una vez, hace mucho tiempo atrás.Junto a él me acepté y me adentré a la fantasmal Konoha, donde los edificios y las casas estaban destruidos, cubiertos de polvo y moho. Allí había infinidades de objetos y restos de cosas ninjas.
Lleguamos a una de las calles que parecía haber sido una de las principales del lugar. Desperdicios, papeles, restos de armas ninjas adornaban el lugar. Repentinamente sopló un viento helado que se llevó consigo los papeles y el polvo.
Al ver con mayor detenimiento algunos edificios pude observar que al parecer se trataba de lo que hoy sería sitios de comida rápida. Venta de comida chatarra y cosas por el estilo.
Llegué a un sitio donde se podían ver mesas de diversos tamaños algunas rotas, otras tiradas al piso y unas cúantas sanas. Todo estaba cubierto de polvo.
Pero repentinamente todo volvía a lucir como nuevo y las personas empezaban a aparecer en el lugar. Eran jóvenes de mi misma edad y más chicos también.
Algunos estaban sentados, otros parados en la barra haciendo sus pedidos y otros apoyados en un costados.
Todos hablaban entre ellos despreocupadamente, reían y se divertían viviendo sus propias vidas.
Pero un grupo de jovenes en concreto llamó mi atención. Era una jóven identica a Sarada solo que ésta chica llevaba extrañas ropas rojas.
A su lado habia un chico al que no conocía, vestido de verde con largos y negros cabellos amarrados en la cabeza.
También habia una chica gordita que no paraba de comer papas fritas.
Mitsuki y yo entramos tomados de mano en esos instantes. y el grupo se alegró. Nos sentamos con ellos y bebimos nuestras sodas.
Parecíamos estar pasandola muy bien ya que reíamos. Cuando Mitsuki me abrazó y me besó con intensa pasión
los vientos cambiaron para volverse más fríos y misteriosos.Cuando se calmaron pude ver a Mitsuki encadenado de pies y manos, estaba angustiado ya que me decía:
- Boruto....ayúdame mi amor...liberame de su control...Te he amado solo a tí y aún te sigo amando....Boruto...¡Boruto!
- ¡Mistuki! - extendí mi brazo derecho para sujetarlo sin éxito alguno ya que se evaporó en el aire como si de un fantasma se tratara. Lo mismo sucedió con todos los demás y velozmente todo volvió a verse como en el presente: derruido y viejo.
Sin embargo una maligna presencia emergió de la nada. Era una hermosa mujer de roja cabellera y pálida piel. Llevaba lentes y vestía un sensual vestido negro. Su verde mirada despedía crueldad.
- Mitsuki es mío y tú nada pudiste hacer en el pasado. Tampoco podrás hacer nada ahora en el presente, por más que hayas traído a tu padre contigo. El esplendor del antigüo Séptimo Hokage desapareció hace tiempo. Ya no es más que la sombra de lo que una vez fué.
Aquello despertó algo en mí que había creído no tener. La fuerza para volver posible lo imposible y tras extender mis brazos hacia ambos costados cambié la dirección del viento. Ahora la atacaba a ella. De mi propio interior algo rugió similar a una gran bestia salvaje cuyo poder iba en aumento.
Una tonalidad roja fue apareciendo a mi alrededor y envolviéndome al completo.
Extendí mi brazo derecho apuntandole con mi palma por la cual despedí una invisible pero poderosa fuerza que la arrojó varios metros hacia atrás, estampándola contra los muebles rotos del lugar.
-¡Karin! ¡Maldita bruja! - exclamé con odio - ¡No me provoques! - mi voz no era la misma ya que no era yo quien hablaba sino esa bestia que habia despertado - ¡Aléjate de Mitsuki y de mí!
Repentinamente cerré mi mano sintiendo cómo estrujaba su corazón ya que aquel manto rojo que emergía de mi propio ser iba envolviendola al completo. Sus alaridos de dolor solo lograban divertirme. Pero ella se pudo hacer soltar, estaba pálida y muy agotada.
- Aún eres un inexperto en ésto...Kyuubi...por eso al final de todo seré yo quien triunfe - yo no entendía nada de lo que me decía y ella empezó a reír como una hiena - Quién lo hubiera imaginado Boruto...que volverías siendo el nuevo Jinchuriki del Kyuubi. Pero de nada te servirá ya que Mitsuki sigue siendo mío y lo mejor es que cada noche que pasa su humanidad se va debilitando.
Entonces mis sospechas eran ciertas, ese horrible monstruo que ví anoche era él. Con razón se oía triste e insistió en que permanezca en la habitacion. Fruncí el ceño.
- Esfúmate - dije tranquilamente lamzandole un fugaz ataque que la obligó a desaparecer. Ella estaba más debil de lo que imaginé y eso me divirtió.
El manto rojo desapareció y la bestia que habita en mi volvía a dormir. ¿Qué habia dicho esa bruja que yo era? El Jinchuriki del Kyuubi. Instintivamente me toqué el estómago. ¿Qué habia sido todo eso?
La voz de mi papá me devolvio al presente. Sus brazos me rodearon con ternura.
- ¿Así que en ésta vida lo llevas tú? No te preocupes hijito....él es confiable y muy leal....aunque quiera demostrar lo contrario.
-¿Papá? ¿De qué hablas?
-Se llama Kurama, cuando le hables llamalo por su nombre.Lo miré asombrado ¿cómo era posible que él sepa todo eso? Mi papá sonrió divertido sin soltarme.
- En la vida pasada, cuando solía ser el Hokage de éste lugar....él habitaba en mi interior. Te prometimos volver contigo ambos y eso hicimos.- Papá - lo abracé llorando ya que seguía sintiendo la angustia por el distanciamiento que tenia con Mitsuki. Lo amaba tanto que no soportaba seguir separado. Otra vez anhelaba suicidarme maldita sea - No soporto más....papá....
- Fuerza hijo, no cometas la misma locura ésta vez.
- Está bien papá
- Regresemos ¿te parece Boruto?
- No, quiero seguir aqui un poco más.
- Solo un rato nada más.
- Gracias papáNos adentramos más allá hasta llegar a la colina de los rostros donde mi papá se admiró y asombró al ver su propio rostro tallado en ese lugar. Sonrió misteriosamente mientras susurraba:
-Con que el séptimo Hokage ¿eh? Interesante.
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Monstruosa Realidad (MitsuBoru)
Fiksi PenggemarLas apariencias suelen engañar pero existen quienes suelen mirar más allá de ellas. Este es el caso de Boruto quien a sus 16 años vive una vacia existencia, aburrido por la monótona cotidianidad del día a día. Pero un cambio en su vida está a punto...