💖Día 8💖

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Hace 3 semanas, el león ha estado sintiendo mareos y nauseas todas las mañanas anteriores, lo que comía lo vomitaba. Aioria estaba pensando que esos síntomas pudieran ser... No... Imposible... Como le podía pasar eso si era hombre y además... lo había hecho una vez con su hermano.

Ahora sintió vueltas en su cabeza y fue directo al baño en busca de sus pastillas antimareo. Abrió en su repisa y no encontró ninguna medicina:

–Umm, ni modo, se me acabaron las pastillas, tengo que ir a comprarlas–

Conforme, se lavó la cara para que se le quitara esa sensación, a continuación abrió la puerta del baño encontrándose cara a cara con Aioros:

–¡Aaaahhh!– grito.

–No grites, me dejaras sordo–

–¿Qué haces aquí? Me matas del susto–

–Bueno, pasaba por aquí y quería saber si necesitabas algo porque voy a salir de compras–

–Umm... Mejor voy contigo, me falta despensa, voy por mi cartera– dijo saliendo del baño sin darse cuenta que su hermano lo seguía por atrás.

Aioria fue a la habitación, abrió su cajón y tomo su cartera, en cuanto iba a dar la vuelta, otra vez se encontró con el castaño cara a cara:

–¡Aaaahhh! – grito haciendo que su cartera cayera al suelo.

–Dime Aioria, ¿Soy tan feo que te asusto?– preguntó señalando su rostro.

–Aioros, eres como la humedad que en cualquier parte apareces– dijo recogiendo su cartera rápidamente.

–Te ves pálido, ¿estás bien?–

–Sí, estoy bien... No me pasa nada... vámonos– dijo pasando a un lado.

–Si tú lo dices– dijo siguiéndolo.

Ambos se encontraban caminando por las calles de Rodorio donde cada uno se distribuyó a buscar víveres en cualquier puesto de frutas, carnes, condimentos, sal, dulces, etc. El león antes de que comprara lo esencial, visualizó una farmacia y entro en ella donde comenzó a comprar su medicina. Cuando fue a la caja, vio que estaban vendiendo pruebas de embarazo, se decía en su mente si debía comprarlas o no.

Después de estar discutiendo consigo mismo, tomó una sabia decisión:

–También me da 3 pruebas de embarazo–

–¿Son para su novia?– preguntó la dependienta.

–Eeehhh... Si– dijo nervioso.

Ya comprado todo y embolsado en una bolsa blanca, Aioria salió de la farmacia para comprar sus propios víveres. Un buen rato después, visualizo a su hermano sentado en la fuente de la aldea con sus víveres:

–Te has tardado– dijo Aioros.

–Umm, solo compre lo necesario– dijo sentándose a su lado.

–¿Medicinas?– dijo señalando la bolsa.

–Este... si, medicina como pastillas, capsulas, pomadas, etc., típico–

–Bueno, hay que irnos– dijo levantándose y recogiendo su mandado a lo que el menor hizo lo mismo:–¿No esta pesado?–

–No, descuida, yo puedo–

Sin decir más, ambos se dispusieron a regresar al santuario pero a medio camino, Aioria le embargo un mareo que cayó de rodillas a lo que su hermano se percató de ello:

–Aioria, ¿estás bien?– dijo levantándolo.

–Estoy bien, no es nada, sólo fue el calor–

–¿Estás seguro? ¿Te ayudo?–

–Descuida, yo puedo– dijo recogiendo las bolsas del mandado.

No conforme, Aioros le hizo caso y siguieron andando. Llegaron al templo de Leo donde dejaron los víveres, el menor disimuladamente fue al baño con la bolsa de medicamentos, incluyendo las pruebas, probó con una dando positivo, después la segunda y por ultima la tercera:

 Llegaron al templo de Leo donde dejaron los víveres, el menor disimuladamente fue al baño con la bolsa de medicamentos, incluyendo las pruebas, probó con una dando positivo, después la segunda y por ultima la tercera:

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–No puede ser... Yo no... NO, NO, NOOOO!!! Es imposible...– dijo agarrándose la cabeza.

Ahora que haría, ¿Tenía que decirle o no? ¿Cómo lo tomaría? ¿Si lo rechazaba? En eso la puerta se abrió y en ella entró el castaño oscuro que estaba visiblemente preocupado:

–Aioria sé qué te pasa algo y no me lo puedes negar– dijo pero vio unas pruebas de embarazo:–¿Y esto?– dijo tomando una.

El león iba a decir algo, pero se desvaneció y el arquero lo tomó a tiempo sentándolo en el retrete, abrió el grifo y tomó un poco de agua para salpicarle el rostro, Aioria despertó pero comenzó a llorar:

El león iba a decir algo, pero se desvaneció y el arquero lo tomó a tiempo sentándolo en el retrete, abrió el grifo y tomó un poco de agua para salpicarle el rostro, Aioria despertó pero comenzó a llorar:

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–Perdóname Aioros–

–¿Qué?–

–No lo sabía... no sabía que podría quedar encinta desde la última vez que estuve contigo–

–¿Entonces ese bebé que esperas es mío?– preguntó dónde sólo el león asintió.

–Pero se que estás enamorado de Shura y será mejor que me vaya de tu vida, criaré este bebé sólo...– dijo limpiándose las lágrimas.

–No, en primera es mi hijo y nunca los dejaré que se vayan de mi lado, en segunda, Shura me engaño y perdí el amor que sentía por él–

–Pero...–

–Ahora yo siento este sentimiento cuando estoy cerca de ti y más cuando estás esperando un hijo mío– dijo acariciando su vientre: –Te amé desde la primera vez que me ayudaste hace 3 semanas aunque tenía mis sentimientos confusos hacia a ti–

–Yo también pero no estaba seguro y eso es lo cumple mi bebé, nuestro bebé de tiempo–

Ambos se miraron a los ojos y juntaron sus labios en un profundo beso y después se abrazaron. Ahora tenían dudas en contarles sobre la noticia del embarazo del león, esperando que sea algo positivo o negativo.

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🌻🌻🌻30 DÍAS DE OTP🌻🌻🌻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora