Continuación del one-shot 5
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Habían pasado 8 meses desde que los compañeros de armas de Aioria no habían visto a éste en el santuario, se preguntaban en donde se encontraba, ya que la última vez que se vio fue cuando le llegó una misteriosa invitación de la cuál nunca volvió.
Todos se encontraban preocupados, salvo cierto caballero femenino que sabia el paradero del león donde se negaba a contarlo, pero les decía que Aioria se encontraba bien y estaba en buenas manos.
Un día, fueron citados por la escorpión a su templo donde cada uno asistieron sin falta, el rostro de la pelirroja se notaba entusiasmada y a la vez emocionada para contar las buenas nuevas:
–¿Qué sucede Milo? Por tu rostro veo que quieres decirnos algo importante– dijo Shura.
–La verdad es que si mi amor y los he citado a todos aquí porque tengo noticias de Aioria–
Todos quedaron conmocionados por lo que acababa de decir la pelirroja, tendrían noticias de su compañero desaparecido:
–¿Qué clase de noticias son Milo?– preguntó el carnero ajustándose las gafas.
–Aioria volvió y nos citó a un lugar en especial, nos tiene una sorpresa para todos y para nuestra diosa–
–¿En dónde está ese lugar?– preguntó virgo.
–Es en la mansión Kido, el hogar de nuestra diosa, es a las 5 en punto y todos tenemos que asistir–
–De eso no hay duda... espero que tengan comida– susurró esto último Aldebarán.
Llego el día, antes de que los guardianes abandonaran sus templos, dejaron impregnados su cosmoenergia en el interior y una que otra trampa para evitar que los invasores entraran. Cada uno reunió los dijes enormes de sus armaduras, después se tomaron de las manos y se concentraron en el lugar en donde se encontraba la mansión Kido, desapareciendo en polvo luminoso.
Del cielo se abrió un hoyo donde descendió un pilar de luz blanca, apreciándose unas siluetas masculinas con una femenina, vestidos formales:
–Aquí es– dijo Virgo.
–Bien, vayamos– dijo Shura.
Caminaron y tocaron la puerta donde fueron recibidos por Tatsumi, el mayordomo de la mansión y fueron conducidos al patio trasero de la casa en donde estaba la reunión, encontrándose con los chicos de bronce y a su diosa:
–Qué bueno que vinieron, Aioria me dijo que no tardaba–
–Muy bien mi señora, lo esperaremos– dijeron los santos de oro al unísono.
–Si quieren pueden comer y sentarse, si gustan– dijo Seiya con la boca llena de comida, cosa que desagrado a los invitados.
Solo Alde fue al buffet mientras que los demás se dispusieron a sentarse, 10 minutos después apareció su compañero leonino con notables cambios, contaba con una apariencia un poco femenina, tenía el cabello más largo hasta la media espalda, ya no tenía el piercing en el labio y se había afeitado la barba.
El cambio más grande que sorprendió a todos fue que Aioria tenía el vientre crecido como si se hubiera comido un globo mientras lo acariciaba con ternura, vestía una camisa blanca formal y pantalones negros de vestir, pero no estaba solo sino que después apareció una persona que pocos la recordaban y que había muerto hace 16 años, sus amigos pensaron de que se trataba de un sueño, pero lo estaban presenciado hasta algunos se pellizcaron para "despertar".