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Han pasado 5 meses que nadie sabia del paradero de Aioria, ya que este había escogido una misión y nunca regresó, todos los santos dorados, incluyendo los de bronce y su diosa, dieron con la tarea de buscarlo por cielo, mar y tierra.
Aioros, el mayor, no había dormido ni comido en días, buscando incansablemente a su hermano menor, como si la tierra se lo hubiera comido:
–Aioros, tienes que descansar, no has dormido en días–
–No Saga, sé que le pasó algo malo y no descansaré hasta encontrarlo– dijo tomando entre sus manos la capa de Leo.
–Pero Aioros, ¿te has visto en un espejo?, si Aioria regresara, ¿Qué diría de ti?–
–Seguiré buscando– dijo serio mientras se colocaba de nuevo su armadura para emprender el vuelo.
Tenía que encontrarlo como diera lugar y decirle que lo amaba con locura desde que resucitaron, tenía que encontrarlo, ya sea vivo o muerto, si era lo último, le confesaría sus sentimientos y dejarlo descansar en paz.
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Saori en cambio, desde la mansión con alta tecnología y con la ayuda de los santos de acero, buscaban posibles locaciones del mundo, pero no había nada, los santos de oro fueron al lugar de la misión donde se había presentado el león donde no había ni siquiera rastros de él:
–No siento su cosmos por ninguna parte– dijo el caballero de Virgo.
–Umm, yo tampoco, ni siquiera su cadáver– dijo el Cancer.
–No digas eso, si Aioros te oyera...– regaño Dita.
–Dita tiene razón, tenemos que encontrarlo, ya sea vivo o muerto– susurro esto último Shura.
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En el santuario, Shion se concentraba en usar sus poderes para leer los recuerdos de la armadura de Leo, ya que esta cuando desapareció su portador, había aparecido en la sala de las armaduras, dejando al patriarca extrañado.
Lo que podía apreciar Shion en los recuerdos borrosos de la armadura fue cuando el gold saint se adentraba en un templo en ruinas y el sonido de un jarrón rompiéndose, después apreció una espesa niebla azul rey cubriéndolo en oscuridad, terminando así con el recuerdo, ya que sentía que la cloth temblaba de miedo al llegar a esa parte comportándose como si se tratara de un gatito indefenso escondiéndose de sus depredadores, pero Shion no descansara hasta encontrar pistas.
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Pasó un mes hasta que cancelaron la búsqueda dándolo por muerto dónde Sagitario lloró toda la noche, derramando lágrimas y gritando de dolor al pie de la luna y de la constelación de Leo. No era el único sino que la misma cloth de Leo lloraba de manera desconsolada y frustrada, ya que no podía hacer nada por el miedo de ese cosmos tan terrorífico que presenciaron él y su portador.
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Una mañana en la mansión Kido, Saori salió a dar un paseo en caballo, ya que la búsqueda la había estresado y se sentía decepcionada de ella misma, cuando fue al bosque, vio a un chico de cabellos castaños claro de pie con la mirada perdida, pálido, con su traje blanco sucio, le faltaban las protecciones de ambos brazos y las hombreras, dejando la protección de cuero en sus pectorales y cinto, la manga del pantalón izquierdo le quedaba hasta el muslo y sin zapato mientras que su otra pierna estaba intacta.
