Aventuras de gatos [FIC FUKUMORI]

A tu medida

primera parte

-Y con esta firma hemos concluido el traspaso de local- anunciaba un hombre de mediana edad, acomodó los papeles y le tendió la mano al nuevo dueño- Le deseo ¡mucha suerte en su nuevo negocio! señor Nakahara- en cuanto entregó los papeles y el apretón de manos salió corriendo como si el mismísimo diablo lo siguiera.

Nakahara Chuuya era el nuevo dueño de un pequeño local ubicado en Yokohama, con sus ahorros de varios años logró por fin tener uno, era algo polvoriento pero nada que un par de trapos, cubetas con agua y jabón no pudieran resolver. unas semanas después todo estaba listo, estantes con telas, maniquíes, cintas de medida, una mesa enorme de trabajo, todo estaba preparado para su sastrería

- Ring ring - sonó la pequeña campanilla que anunciaba la llegada de alguien al local

- ¿En qué puedo ayudarles?- preguntó el pelirrojo a sus primeros clientes. Unos hombres que usaban gafas de sol, vestidos como si su guardarropa se hubiese quedado a principios de los 2000's , era bastante obvio que esos hombres necesitaban y pedían a gritos una actualización de prendas.

-¿Queremos hablar con el dueño?- preguntó el hombre calvo que poseía un diente platinado

-yo soy el dueño

Ambos hombres se voltearon a ver - entreguenos el dinero

- ¿disculpe?, ¿esto es un asalto?-

-JAJAJAJA- El otro hombre empezó a hablar- nosotros no somos esa clase de criminales de bajo estatus-bajo un poco sus gafas de sol y dejó ver un poco sus ojos- nosotros pertenecemos a la gran mafia del puerto, controlamos todo Yokohama, entre muchas cosas.

-¿Eso que tiene que ver conmigo?

-tu tienda nos debe ocho meses de derecho de piso, el nuevo jefe no está dispuesto a perdonar a deudores, asi que o nos pagas o dile bye bye a este lugar.

- no tengo porque pagarle a unos extorsionadores que parecen sacados de una película de bajo presupuesto- observando aún más- creo que con esas pintas para nada se ve que pertenecen a una mafia.

Uno de los hombres sacó un picahielo-creo que debemos dejar una carta de presentación.

-No, no lo creo- dijo muy firme el pelirrojo, saltó del mostrador con una patada directo en la cara al hombre calvo, al que sostenía el picahielo logró desarmarlo y le torció el brazo. En el interior del local se desarrolló una pequeña pelea que acabó con los dos extorsionadores siendo botados por la puerta, con gafas rotas y uno que otro diente salido. - Si vuelven a tratar de amenazarme no seré tan gentil con ustedes y llamaré a la policía.

---

-¿están diciendo que un sastre les rompió la cara?- cuestionaba un hombre detrás de un gran escritorio de madera fina.

-No creemos que se trate de un simple traste, se movía como un felino salvaje.

-pfff jajajaja, es la peor excusa que me han dado- con una mirada oscura y una sonrisa que para nada era de alguien que se reía con sinceridad- solo tenían una tarea, ir a cada negocio de nuestro territorio, recoger el dinero del derecho de piso y si no pagaban dejar una bonita advertencia de lo que sucede a quienes no pagan- se levanto y camino hasta su minibar y extrajo un poco de su licor favorito- ¿era muy difícil?- se sirvió y bebió un trago.

-Para nada boss, solo que ese pequeño era muy fuerte, además no nos creyó que perteneciamos a la mafia.

-Si, hasta se burló de nuestras ropas- respondió el otro.