Mori acababa de desinfectar la herida en la rodilla de un niño
—Recuerda, tener más cuidado —le regaño para después permitirle irse a jugar con los otros niños.—Mañana tengo que arreglar ese columpio, ya es el segundo que viene por haberse caído de ahí.—dijo para sí mismo.
—¿Siempre fuiste así?—preguntó una voz detrás del doctor
—¿A qué te refieres?—el pelinegro guardó el alcohol y regresó a su escritorio para terminar de revisar unos documentos.
—Tan... —el joven miró hacia la ventana para ver a los mismos niños que estaban en la enfermería nuevamente en el área de juegos — Tan atento en los niños.
Mori giró sobre la silla y lo observó —Bueno, soy el director de este orfanato mi deber es cuidar de ellos hasta que puedan subsistir por sí mismos —suspirando— En cuanto a si siempre lo fui... yo solo ejercí mi labor según era mi rol. Estoy seguro que eso lo comprendes muy bien, Atsushi.
El joven pareció vacilar —En ocasiones pienso que hubiera sido de mi si nunca hubiera pertenecido a la mafia, ¿que tipo de vida estaría llevando?, ¿ dónde estaría?.
—Tener esos pensamientos no están mal, pero será mejor que no te enfrasques en el "Hubiera"—le entregó un caramelo que sacó de su escritorio, normalmente entregados a niños cuando se portaban bien. —Ahora estás aquí, al igual que yo piensa en esto como un nuevo comienzo.
Atsushi camino hasta la entrada de la enfermería
—No olvides lo que te dije en nuestro primer encuentro, te considero como un hijo, velaré por ti y te guiaré lo mejor que pueda. Ambos podemos mostrar nuestras mejores versiones del ayer.
—Gracias—Atsushi asintió antes de marcharse.
Mori al verlo irse un poco cabizbajo y envuelto en sus pensamientos solo le quedó resignarse a que ser padre es una labor más difícil de la que había pensado.
El día siguió transcurriendo con normalidad, desde que Mori se hizo cargo del orfanato muchas cosas habían cambiado, el edificio había sido poco a poco renovado y adaptándose a las necesidades que un niño requería, desde camas, juguetes hasta conseguir alimentos en buenas condiciones y una educación apropiada.
La puerta de la enfermería se abrió para dar paso a un albino—Aún no ha comido—dijo Atsushi, colocando un plato de chazuke en el escritorio.
Mori vio la hora y se percató que el tiempo había pasado tan rápido que no se dio cuenta que la hora de la cena ya había concluido —Gracias—hizo a un lado unos papeles para darle prioridad al plato caliente —Dije que te cuidaría pero parece que es al revés, tendré más cuidado con mis horarios de comida
—No hay ningún problema con traerle un plato de comida, entiendo que ha estado muy ocupado.
Morio le sonrió—Eres muy amable
Atsushi se sonrojo, pocas veces habían sido las que alguien le decía que era amable
—¡Ya lo encontré!—gritó una niña señalando a Atsushi. Segundos más tarde llegaron más niños rodeando al albino
—Prometiste que jugarías con nosotros después de la cena—le dijo un niño que lo tomaba de la mano.
Mori siguió comiendo del chasuke mientras veía como unos niños arrastraban a Atsushi fuera de la enfermería, una parte de él se encontraba feliz por cómo el chico se estaba adaptando a este nuevo estilo de vida, los más pequeños lo buscaban y lo miraban como su hermano mayor.
Después de vaciar el plato volvió a concentrarse en los últimos documentos del día, hasta que una rafaja de viento se coló por la ventana. En pleno febrero aun las bajas temperaturas estaban presentes, el pronóstico del tiempo decía que quizás se presentarían algunas nevadas. Se levantó de su silla, cerró la ventana y trató de encender el calefactor.
Era una sensación extraña, nunca creyó que en su vida estaría como director de un orfanato luchando con un calefactor dañado, por un breve momento le recordó a aquella vieja clínica, una de hace unos años atrás, antes de que comenzara toda su vida en picada. Al igual que en su yo actual también tenía que lidiar con los problemas de un edificio viejo, claro en ese tiempo poseía a cierto guardaespaldas que podía brindarle calor.
Volvió a su escritorio resignado a que el calefactor no iba a encender, si terminaba rápido sus pendientes podría irse a descansar y encontrar el calor en su cama.
Tras escuchar unos pasos y sintió que alguien le colocaba un cobertor en la espalda—Atsushi, no tienes que preocuparte por mi, pronto acabaré—dijo sin despegar la vista de un expediente clínico de un niño.
—Eso dices siempre, pero luego te quedas dormido sobre el escritorio.
Mori se asustó por la voz que escuchó, rápidamente volteo para observar a Fukuzawa—¿Qué?, ¿Cómo? ,¿por qué? —se puso de pie y comenzó a caminar hacia él.
Fukuzawa se mantuvo quieto unos instantes hasta que decidió acercarse lentamente a Mori. Ambos se quedaron mirándose fijamente, frente a frente. Finalmente Fukuzawa se acercó para darle un beso pero inmediatamente Mori lo esquivo
—Aun no respondes
—Lamento llegar tarde—Ante el silencio de Mori continuó hablando—Estos años te he estado buscando, desde que saliste de la mafia he estado tras tu paradero... —sonriendo— Suenta tonto asumiendo que soy un director de una agencia de detectives y tarde mucho en dar contigo.
—No tardaste demasiado—le respondió Mori enarcando una ceja —Solo pasaron unos meses desde que había tomado el control de este orfanato cuando empecé a tener donaciones monetarias, en grandes cantidades. Investigando un poco, di con el benefactor.
—No sabia como acercarme a ti, siempre que trataba de venir aquí, algo me impedia verte, pensé que quizás habias tomado este lugar como un nuevo comienzo para ti, asumi que con esto borrarias todo lo pasado, incluyendome.
—Preferiste quedarte en las sombras... hasta el día de hoy. ¿por qué?
—No hace mucho recibí una carta, en ella me relataban que lo estabas haciendo bien—extendió su mano para tocar la mejilla del pelinegro, acariciando suavemente— Eso me puso feliz... pero también se mencionaba que no te veían del todo feliz, conociendote se que nunca expresaras tu malestar o tus problemas, todo te lo guardas.
—¿Entonces solo has venido para comprobar si realmente soy feliz?
—Eso y porque realmente te extrañaba—volvió a intentar besarlo, esta ocasión Mori aceptó aquel beso, que él también deseaba desde hace tiempo.
Como si nunca se hubiese apartado por las circunstancias, ambos se besaban con la misma pasión de la primera vez
Mori rodeo el cuello de Fukuzawa en un tierno abrazo —Nunca creí que volvería a besarte, te extrañé —abrazándolo aún más fuerte—Nunca me atrevería a olvidarte, dime ¿realmente me amas?
Fukuzawa lo abrazó por la cadera y lo atrajo aún más a él—No lo dudes, te amo y si existiera otro mundo, en ese igual te amaría, en cada universo existente lo haría.
ESTÁS LEYENDO
Aventuras de gatos [FIC FUKUMORI]
FanfictionBasicamente son one shots de cosas fukumori