9. Jeonghan el chico nuevo

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Jeonghan estaba molesto, quería regresar a su horrible academia llena de perdedores inadaptados, en vez de empezar de nuevo y solo, pero, era esto o someterse a qué hurgaran en su cerebro para olvidar todo lo que vivió.

No, gracias.

También odiaba su nuevo uniforme, pantalón gris y saco negro con una corbata de rayas rojas, al menos le parecía menos ridículo que el de Seungcheol.

Era el chico nuevo y por ende comía solo en el almuerzo, mientras todos a su alrededor murmuraban y lo llamaban adicto a los juegos, se preguntó si Acacia, Seungcheol y el chico loco Soonyoung estarían juntos.

Su mejor amigo había encontrado un lugar dónde encajar, mientras él había sido desterrado de su zona de confort. Un chico con el cabello teñido de castaño rojizo se sentó en su mesa y sin levantar el rostro comenzó a comer.

Una chica se acercó y lo jaló del brazo.

― ¡Seokmin! – ordenó sin amabilidad, pero, él la ignoró. Insistió un par de veces más, hasta que Jeonghan tiró los palillos en la mesa captando la atención de ambos.

― Me gustaría comer tranquilo, puedes sentarte y callarte o irte, por favor ― dijo entrecerrando los ojos con cuidado. Para los inadaptados era un chico débil, pero para los jóvenes promedio, era mordaz.

― Gracias ― murmuró Seokmin.

― ¿Estás bien? ― dijo Jeonghan con la boca llena, el joven asintió, pero comenzó a llorar.

Jeonghan golpeó su rostro con la palma maldiciendo a Seungcheol.

Iba a ser un largo día.

Aun cuando su nueva escuela no estaba especializada en problemas de conducta, tenía que asistir a orientación una vez a la semana y fue inscrito en clases de ajedrez, a fin de cuentas, era uno de los mejores en su antigua academia. Pero, los rumores corrían más rápidos que el agua y nadie quería jugar contra él, debido a su "problema de juego", Jeonghan lo consideraba irónico, ya que, si todos estaban ahí por la misma razón, la lógica decía que no debía ser la única oveja negra en ese rebaño.

Estaba distraído oyendo a sus compañeros hablar sobre como un estudiante de primero, había sido engañado por su novia.

― Seungkwan-ah, tú debes saber qué pasó ― el chico de rostro redondo los ignoró a todos y siguió jugando como si nada. Una chica entró apresuradamente al salón y tomó asiento frente a Jeonghan.

― ¡Kwanie! ― susurró la chica, está vez ella obtuvo toda su atención, tenía pecas en el rostro, le recordaba a Acacia, pero ella era diferente, lucía energética y vivaz. Jeonghan leyó su nombre grabado en la identificación del saco, Kim Sumgil.

Su pie bailaba impaciente debajo de la mesa.

― Al menos juega ― dijo su amigo haciendo una mueca. Sumgil frunció el ceño y miró de reojo al chico frente a ella.

Comenzó a jugar sin prestarle mucha atención

― Seokmin no me habla ― dijo de manera acelerada.

― Eso era obvio, dale tiempo ya se le pasará.

― Pero, él nunca se molesta con nadie ― dijo acomodando las fichas en su lugar, había perdido, pero no le importaba.

Seungkwan suspiró sin levantar la vista de su tablero, Sumgil estaba ansiosa, mordía sus uñas y su pie seguía bailando bajo la mesa.

― Está molesto con Jinhae ― respondió después de jugar ― Seokmin necesita asimilar todo lo que pasó Sumie, dale espacio.

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