Me llamo Choi Seungcheol y tengo problemas de ira.
No se preocupen, todo está bajo control, o al menos eso quería creer.
En realidad no soy bueno mintiendo, enojarse es como una enfermedad para mí, puedo perder los estribos o desmayarme.
Extraño, ¿...
Acacia estaba de vuelta en el dormitorio de la Academia, durante los dos días restantes Seungcheol no le habló, no respondía sus mensajes y la ignoró en el aeropuerto. Había pasado dos horas sin moverse pensando que era una idiota, hace dos semanas el chico no sabía quién era y ahora ella lo había abrumado con sus locas teorías.
Debió darle más tiempo para que asimilara todo, era una idiota por ser tan ansiosa. Quería hablar con él, pero sabía que debía darle espacio. Seungcheol la estaba volviendo loca.
― ¿Estás bien? ― preguntó Sakura, su compañera de habitación era un año menor que ella, pero como el resto de las chicas en la Academia, era tan alta que hacía lucir a Acacia como una niña de doce años, contaba con fuerza sobre humana y tenía un enorme crush en Wonwoo, pero, por alguna razón los nervios la invadían cuando intentaba hablarle.
― No ― respondió con sinceridad.
― ¿Vas a llorar? ― Sakura hizo una mueca, la verdad, Acacia no era de su agrado, no soportaba el hecho de que pudiera llevarse bien con Wonwoo mientras que ella, no podía ni saludarlo.
― No tengo ganas ― dijo con su vista fija en el techo.
― Perfecto ― y se largó azotando la puerta.
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― Joshua ― lo llamó Seungcheol, por lo que el chico dejó de masticar, aunque no podían comer en la biblioteca el menor de los Hong siempre se las arreglaba para romper una que otra regla ― Tu también eres un heredero ¿no es así?
Joshua asintió, por lo que Mingyu, Vernon, Chan y Jihoon dejaron de estudiar y se interesaron en la conversación.
― ¿Tus padres no te obligan a mantener la herencia? ― preguntó, todavía le impresionaba aquello.
Joshua tragó y negó.
― Como se trata de genética, hay poderes con mayor probabilidad a heredarse y el mío tiene la probabilidad más alta, además mi familia es muy grande así que esos detalles no nos preocupan ― explicó y le dio un gran mordisco a su sándwich.
Seungcheol rascó su barbilla y asintió.
Todos recibieron un mensaje, los alumnos de último año debían asistir a una reunión en la sala de conferencias. Los chicos comenzaron a quejarse, pero emprendieron su camino.
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