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Cuarenta y cuatro

...Tres meses después...

Mi panza ya de casi siete meses iba creciendo cada vez más, aún no podía asimilar que iba a tener otro bebé. Cuando me dije a mi misma en el embarazo de Allegra que no quería volver a pasar por ésto otra vez, pero está vez no estaba sola, estaba en mi mejor momento, y con la persona correcta.

Tema trabajo, la mayoría de los empleados de los restaurantes sé que habían empezado a decir cosas horribles de mí, siempre desprecian a una. Pero, de eso aprendí qué la gente hagas lo que hagas siempre te va a criticar, sea algo bueno o malo, pero de todo ésto me quedó con las personas que saben sobre nuestro amor que realmente es verdadero.

Recuerdo cuando Agustín mi compañero favorito (aparte de Gastón, claramente) y su novia Daniela, vinieron a la oficina a comentarme las cosas horribles que se decían de nosotros, de mi más que nada. Ellos mismos me dijeron quiénes fueron los que empezaron con el rumor y lo hicieron tan grande que los dos restaurantes sé enteraron, recuerdo que Peter un día citó a todos en un mismo restaurante.

—Bueno los cité acá por algo no? Siempre pasó información a través de Mariana, mi mujer. Pero esta vez quería yo hablar, porque realmente me cansé—dijo dando un largo suspiró.—Me enteré que se anda rumoreando que hablan mierda de mi mujer, claramente no voy a decir quién fué, porqué sé quién empezó todo. Pero a ver, que les interesa a todos ustedes mi vida personal, que yo sepa no somos mejores amigos para que andén hablando de mi, ni de mi entorno. Sólo les pido algo, llegó a enterarme de otro rumor que ande dando vueltas, será despedido y no se le pagará el mes correspondiente—todos asistieron.

—Que vergüenza que el jefe, tenga que venir a hablar eh—dijo uno de los chef, él sabía toda nuestra historia. Lo quiero a Sergio.

—Esa gente es infeliz—dije sería.

—Duele tener que hablar así, pero para que sepan y dejen de hablar mierda. Ella es mi mujer, es la madre de mis hijos. Y si tienen duda de algo respecto a mi vida me lo preguntan a mí o a ella, no andén divulgando mierda que no saben—dijo Peter, y Gas me sonrió.

—Hoy todos a trabajar, no quiero a nadie de franco—dijo Peter, estaba enojado.

Los que se tenían que quedar en este restaurante se quedaban, y los que no se iban al otro, como dijo el jefe todos a trabajar. Me incluí y me senté en mi oficina, Gastón vino conmigo.

—Fua Lalita, nunca ví a mi mejor amigo tan serio—dijo y sonreí.

—Lo que provocó—dije riendo.

No pasaron cinco minutos que parecía que venía gente al restaurant a cada rato, algunos venían a merendar, otros a cenar, muy temprano pero cada uno hacia de su vida lo que se le plazca. Peter entró y aún estaba serio. Empezamos a ver quién había fichado y quién no, desde los dos restaurantes.

—Falta alguien?—Pregunto Peter y negamos.

—Están todos, deberías venir más seguido a poner orden—dijo Gas y yo reí.

—Debería, che con La queremos decirte algo—dijo sonriendo, ya se le estaba pasando el enojo con sus demás empleados.

—Diga jefe—dijo Gastón, me hizo reír.

—Queres ser el padrino del bebé? Aún que todavía no sepamos que va a ser—dijo Peter sonriendo y el otro literal no se de cómo no lo volteo de la silla de cómo se me tiró encima para abrazarlo.