Cuarenta y nueve

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Último capitulo...

Aca estaba, una vez mas en una clínica. Pero esta vez no solamente acompañada por mi mejor amiga, mi hermana y mi cuñado. Ahora estaba super acompañada y mimada por el hombre que me enamoro desde el primer momento, el que me ama como nunca nadie mas me amo, el que quiere a mi hija como si fuera suya, el que nos cuida y protege muchísimo.

Segundo día en la clínica, y yo rodeada de mucho amor. Mis bebes, por dios que chiquitos, hacia casi seis años que no tocaba a un bebe, ahora tengo dos y por dios que complicado.

—Estas feliz mamá?—preguntaba Allegra en voz baja.

—Si hija—dije sonriendo.

—Abby dice que quiere jugar conmigo—dijo sonriendo y Peter me miro.

—Cuando sea mas grande vas a poder jugar con ella, ahora imposible hija—dije sonriendo.

—Pero mami, yo se cuidar bebes—Peter largo una carcajada.

Estábamos todos en la habitación de la clínica y todos me refería a mi pequeña y gran familia. Antes eramos tres, ahora somos cinco.

...Tres semanas después...

No daba mas de la felicidad, hacia un tiempo me choque con la realidad, hacia casi un mes que habían nacido mis dos pequeños hijos, en casa estábamos mas que felices. Peter todas sus mañanas se iba al restaurante, algunas veces llamaba para preguntarme cosas de la oficina que yo me ocupaba, cosa que él no entendía. Mi amor, siempre pendiente de llevar y buscar a Allegra al colegio, de vez en cuando escuchábamos alguna escena de celos de la niña Allegra (en realidad Peter me contaba que ella en el transcurso de la mañana le reclamaba como toda hija mayor).

A mí, de vez en cuando me celaba y decía cosas sin sentido que nadie le entendía él porque estaba enojada, pero sólo se la agarraba con nosotros, los mayores, con sus hermanitos no.

Estábamos felices, yo hoy podía decir que estaba felíz sin que nadie ni nada me joda la vida.

Nuestros amigos, esas personas son unos soles. Eran 2am, y si nosotros los necesitábamos ellos iban a estar al pie del cañón. Gastón, se puso a llorar el día que nacieron los mellizos, ni Peter lloró con el nacimiento de sus hijos, ahí nos dimos cuenta con Peter de que tenemos al mejor amigo del mundo y va a ser padrino de Bruno, el mejor sin dudas.

Lottie, nuestra inglesa, novia, amiga y amante de mi mejor amiga iba a ser madrina del pequeño Bruno, estaba feliz de que la hayamos elegido. Amante del futbol, comprando cosas y haciéndolo hincha de boca.

Cande, la mejor amiga de mi novio y padre de mis hijos, feliz con ser la madrina de Abby, literal, no había dia que no venga con un regalo nuevo, de vez en cuando era triple regalo.

Mery, elegida como la otra madrina. Ella en cambio, mas tranquila y relajada, venia a visitarnos cada vez que podía y mi Abby, la adoraba. Cada vez que le hablaba ella sonreía, feliz.

Ya bautizados, ya en casa. Esta vez decidimos comer algo tranqui en casa, aunque al decir tranqui, no lo parece ya que eramos dieciocho en total en la mesa.

—Foto, foto—dijo Nico, sonreimos todos mirando a la foto.

—Estoy muy feliz mami—dijo mi Alle, la cual le sonrei.

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