Capítulo 5

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12:38 PM

Como bien lo advirtió Ackerman días atrás, el anuncio sobre la misión a llevar a cabo se daría en lo que respecta de la semana siguiente. Es así, como luego de adjuntar y catalogar los últimos archivos necesarios, preparó la sala de reuniones.

Un té de manzanilla fue su acompañante mientras acomodaba el proyector a la altura exacta de la pantalla blanca; y las carpetas con ficheros y documentación confidencial las posicionó frente a las respectivas sillas alrededor de la mesa barnizada. Un retoque a los pocos muebles del lugar para eliminar el polvo lo dejan satisfecho y tranquilo. Una vez que corrobora la hora, da cuenta de la disposición de 5 minutos aún para llamar a su equipo a la sala, y aquel tiempo lo utiliza para sentarse a terminar el té.

A comparación con los últimos días, se sentía extraño. No por razones exactas, sino por el trabajo que tendría que desarrollar junto a sus hombres. Tal labor lo ponen un poco nervioso ya que sería la misión con mayor riesgo a la que se aventura en sus años de espía, y carga consigo la responsabilidad y preocupación de sus hombres; la de Eren.

Ahí va otra vez con el mocoso inmiscuyéndose en su mente. No puede decir que le molesta, ya que con él siente una comprensión verdadera de sí mismo. Vamos, seamos racionales, llevaba años cargando con las memorias de su vida pasada; con la cual se sentía bastante ajeno.

¿De verdad era así de arisco? ¿Tanta mierda había vivido?

Por más que actualmente fuera frío con su entorno, no podía compararse con aquellos recuerdos. Por Dios, ni siquiera se daba la libertad de reír cuando tenía todas las de hacerlo.

Cuestión; no se sentía muy familiarizado con su vida pasada. Mucha mierda, mucho mal por el cual no quería volver a caminar. Y lo que sucedió con Eren, fue la liberación de tales pesares. Abrirse ambos y vomitar metafóricamente el peso de sus actos milenios atrás.

Con esas deducciones en manos, se dijo a si mismo que tuvo suerte; demasiada suerte de encontrarlo en un mundo tan variado y amplio; más extenso que cuando se conocieron.

Esos 5 minutos volaron, y se enfiló con dirección al gimnasio donde se debían encontrar los muchachos finalizando el entrenamiento. Tal como lo imaginó, ya estaban hidratados y tirados sin vergüenza en el suelo.

-Ey, manga de vagos. Tenemos reunión. Usen las duchas de los vestidores y preséntense en la sala de reuniones -

Desde la colchoneta negra donde reposaba el abdomen de Jaeguer, éste giró lo suficiente el torso para asentir y, como regalo, darle un guiño bien disimulado.

El resoplido de un fantasma le habría dado menos escalofríos que aquel gesto del castaño.

Frunció el ceño fastidiado.

-¡Apúrense!-

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El incumplimiento del horario siempre fue una falta de respeto total para Levi, y eso se lo hizo saber bien a sus subordinados. Es así, que en menos de diez minutos, los hombres se presentaron totalmente pulcros en la sala.

Orgullo; eso era lo que hacía golpear el pecho del mayor al verlos ingresar por la puerta y cumplir.

-Tomen asiento -

Acatada la acción, notaron las carpetas frente a los asientos, y entendieron que el momento más esperado llegaba.

-No hace falta que les diga que lo que se va hablar ahora es confidencial, ¿Verdad? -

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