Capítulo 13

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Aeropuerto de Aeroparque.

Buenos Aires.

POV Levi

Apenas amaneció y por la ventanilla se filtró un rayo de sol que me quemó la frente. Me giré en dirección contraria y casi olvidó que tengo al mocoso dormido en mi hombro.

Mierda, voy a tener que soportar la luz del sol hasta llegar.

De igual manera, parece que tal molestia va durar poco, porque el piloto y la azafata anuncian el pronto arribo al aeropuerto.

Reviso la mochila entre mis piernas para verificar que no falte nada, hago lo mismo con la de Eren y vuelvo a quedarme quieto con él encima.

—Oi, mocoso... - paso mis dedos por su cabello un poco fuerte - ya vamos a llegar... —

No hay caso, está cual cría de canguro con la capucha del buzo puesta y pegado contra mí; como si fuera que yo voy a darle algún tipo de calor corporal siendo más pequeño.

Tch, que pendejo de mierda.

Aunque, ahora que me detengo a pensarlo, estuvo muy emocionado y eufórico con los preparativos para el viaje.

Durante la semana le llegaron diversas llamadas de sus amigos y familiares diciendo que lo esperaban con ansias. También me explicó los lugares que visitaríamos y que nos quedaríamos solo dos noches en casa de su madre para después viajar a una provincia... creo que se llamaba Córdoba. Mencionó muchas sierras, bosques y lagos, así que me convenció fácilmente.

—Ey... Eren, hay que despertar...—

Me ignora peor que en el pasado cuando desobedecia mis órdenes, así que opto por otra maniobra.

Muerdo el cartílago superior de su oreja al tiempo que lo besuqueo. Un poco de aliento caliente para que sienta escalofríos y ahí lo veo removiendose. Continuo con gusto hasta que abre con pereza los ojos.

Ya logré mi objetivo.

—Ngh... tengo sueño...— dice refregandose en mi brazo como un parajito mojado.

A veces puede ablandarme más de lo que me gustaría.

—Ya lo sé, pero en menos de media hora vamos a llegar— le explico acariciando desde el comienzo de su lóbulo hasta la mejilla y mentón.

—Entonces quiero desayunar primero — y eso me suena más a reclamo que a comentario.

—Mirá mandón de mierda, despertate del todo sino no podemos pedir nada para comer—

No da objeciones y se endereza de a poco. Refriega los ojos y como si nada busca una de mis manos para llevársela contra el cachete.

Por más que lo sienta muy tierno, me deja desorientado.

—¿Que onda con vos?—

—Nada, es que tu mano estaba fría y tengo parte de la cara caliente por estar apoyado — explica relajado mientras siento el calor de su mejilla inundando mi palma.

Es un ñoño total.

No va que pedimos dos cafés con leche y medialunas que a los minutos aterrizamos en el aeropuerto.

Buscamos nuestras valijas medianas al salir y colgamos la mochila en el hombro de cada uno.

Lo más interesante de esto es que es la primera vez que viajo a Sudamérica, así que me embeleso con cada nuevo paisaje que encuentro.

Mas de Media HoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora