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Noviembre del 2020
POV Eren.
Han transcurrido unos largos meses desde que Levi y yo decidimos apartarnos tanto de la CIA como de nuestros pesares. Más que alejarnos, entendimos que la sociedad va seguir fluyendo en un sentido que nosotros no podemos desviar. Él mismo me lo dijo aquella noche frente al río, que el mundo iba seguir siendo un lugar injusto y cruel, y que por ende, nos merecíamos un descanso.
Sin exagerar, esa fue la segunda mejor decisión que tomé en esta vida, (la primera fue quedarme en Singapur, obviamente).
¿Qué puedo decir? Me siento bien y satisfecho. Hacía mucho no sentía este confort. Cada uno está realizando sus metas y eso nos ocupa una buena cantidad de tiempo (bien invertido, cabe aclarar).
De hecho, mientras termino de cursar una materia de Meteorología y guardo mis cuadernos dentro de la mochila, mi teléfono vibra en tono de llamada.
Ya sabemos quién es, ¿Verdad?
—Hola lindo — lo saludo.
—Tsk, ¿Tanto te cuesta saludar normal?—
—Ya tendrías que estar acostumbrado que te llame así a esta altura —continuo mientras salgo del salón.
—Me niego a caer en esos apodos pedorros - lo escucho bromear - escucha mocoso, ¿Ya saliste de la universidad? —
Me agarra desprevenido.
—Justo ahora estoy saliendo, ¿Por qué?—
—Bien, te espero afuera—
¿Qué? ¿Vino a buscarme?
—¿Cómo?—
—Apurá el paso que estoy esperandote en la puerta—
Sentí a la perfección dos latidos agitados. Admito que camine más rápido que de costumbre.
Igualmente lo entiendo. Hace una semana que no veo a Levi y que aparezca tan de repente me llena de ansiedad y emoción.
Apenas salgo puedo apreciar entre el paisaje gris con nubes que amenazan dar un diluvio, a él parado fuera del auto, apoyado en la compuerta con el teléfono.
No. No puede ser. Está vestido con un pantalón y blazer negro. El negro siempre realza su piel y facciones.
Carajo, se ve demasiado atractivo.
Cuando me ve salir, guarda el teléfono en el bolsillo y se me acerca.
Ya está, no aguanto la emoción.
—¡Holaaa! —
Le grito con ganas y no tardo nada en colgarme cual koala a su cuerpo cuando me abraza. Es obvio que está igual de feliz que yo, porque gira sobre sus talones para darme vueltas.
—¡Hola mocoso! — me sonríe al bajarme.
Vuelve apoyarse contra el auto, pero me sostiene de la cintura para pegarnos. Y soy yo quien acerca el rostro para besarlo.
Me devoró, lo admito. Ajustó con fuerza su mano en mi nuca para adentrarse y sorber el sabor de mis labios. Es entonces que sonrío en medio del beso y ladeo para acariciar solo la punta de nuestras lenguas.
—Okey. Suficiente — corta el contacto con suavidad.
Y tiene razón, estamos en público.
—Jajajaja. Lo sé, lo sé —
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Mas de Media Hora
RomanceAckerman sabe muy bien cómo enfrentarse a los peligros del terreno contrario. Es así, que siendo Agente de la CIA se escurre con facilidad entre los espias. No obstante; a lo único que no va saber hacerle frente es al nuevo integrante de su equipo...