Capítulo 11

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20:32 PM

Una estrategia rápida y consensa debería de ser suficiente para atrapar y llevar ante la justicia Nacional tanto a los funcionarios de la CIA como a uno de los responsables del atentado a la AMIA.

Dos noches; una que se utilizaría para estudiar a fondo los movimientos del sujeto. La segunda para atraparlo, y que tras suyo caigan cual fichas de dominó los directivos que encubrieron el atentado; aquel que marcó un rumbo en la vida de Eren, palpando el gusto amargo de la venganza, el cual ya conoce de antemano.

Es así que cuando el equipo debe avanzar en conjunto sobre el edificio donde se realizan las transacciones por parte del terrorista, tanto Levi como Eren presienten el final de su carrera, o al menos el final de su extensa lucha.

—Muevanse sobre el quinto piso que está vacío— comunicó Erwin desde la base, observando el corredor a través de las cámaras de seguridad (previamente hackeadas).

El mensaje les llegó por el auricular y ejecutaron la misión. Desde la escalera, moviéndose con el resto del equipo tras la espalda escudera de Ackerman. Una puerta distintiva con el número 28 fue la fácil resolución de encontrar al objetivo.

Tras enfocar la vista y mantener el arma bien en alto, Levi dio la definitiva señal de derribar la puerta.

El primero en atender fue Eren, y cual manada patearon tanto la cruda madera como el seguro. Dos minutos más tarde y el ingreso fue rápido y escurridizo.

Levi supo desde el comienzo que aquella misión no sería bajo la rutinaria faceta del espionaje; que no tendría que fingir ser uno más del montón, o un empresario dentro de una fiesta, o un ciudadano común bebiendo café, o un prostituto o un traficante nuevo en el ámbito. Todo aquello quedaba atrás y no solo por su repentina renuncia en la CIA, sino también por esta última misión en la que sabe, que puede actuar y ser el dinámico y experimentado Levi Ackerman.

Fue por eso, que también supo que iba necesitar dos cartuchos de balas; porque iba arder troya en aquel edificio en cuanto derribaran la puerta.

Volviendo en sí, atiende a buscar con la mirada a las personas a su alrededor en cuanto los disparos atentan contra él y su equipo.

Que el departamento fuera amplio y con una gran disposición de habitaciones fue el regalo de algún Dios, y de esa manera el equipo se desplaza por el recinto en medio de agudos disparos y gritos feroces de hombres quejándose de lastimaduras o roces de balas.

Los nervios de Levi se incrementaron en cuanto perdió al mocoso de su vista, y en cuanto escuchó un forcejeo en la parte del living tras el gruñido de éste, imaginó un escenario horrible.

Tras reducir a uno de los hombres en la habitación contigua salió disparado hacia el living, y fue entonces que supo que Eren estaba en peligro, pero no de la forma que creía...

— Eren...- lo llamó al chico, esperando que al menos lo mirara - ...no lo hagas —

Lo encontró con el cañón del arma bien pegado a la cabeza del terrorista, quién esposado de manos esperaba de rodillas su muerte.

Decir que el dedo índice de Eren temblaba de puro gusto en el gatillo con ganas de tirar, era poco.

—Jaeguer, te estoy dando una orden clara - intentó utilizar la cadena de mando para hacerlo reaccionar. Cómo no funcionó, optó por hablar sin filtros - si disparas, ese sujeto muere, pero vos vas a pudrirte en una cárcel por actuar impulsivamente. Pensalo dos veces —

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