Secuestrada por el mar

Capítulo 5

Luego de que la cueva se sumergiera en la oscuridad debido a la presencia de la noche, la negrura se imponía, inmensa e implacable, tanto que tenía la sensación que podría palparla. Me mantuve cerca de la entrada submarina por las algas y su brillo. Me daban cierta calma ante aquella noche inquietantemente tranquila, sin embargo no podía bajar la guardia porque él o ella podría regresar, ni siquiera sabía lo que era. Parecía una sirena o algo así pero se veía muy tétrica y más pez que humano.

Un momento, realmente nunca habíamos visto un ser como ese antes, sólo lo imaginamos en historias de fantasía. Representados como seres bellos y encantadores, a la vez que peligrosos ya que atraían a los pescadores hacia la muerte con su hermoso canto.

Pero resulta que después de todo sí eran reales, me dije en pensamientos, intentando procesar todo lo que me había sucedido desde que me caí en las olas. Mis párpados amenazaban con cerrarse, pero luchaba por mantenerme despierta. Mi hambre estaba saciada y debido al cansancio de mi cuerpo el sueño me reclamaba.

—No, no... sigue despierta, despierta Lilian —me dije, mi voz como un susurro. En un momento mi cabeza comenzó a pesar mucho al igual que mis párpados. La cueva estaba en completo silencio y escuchaba el suave corriente de las aguas. Ya no podía escapar del sueño, así que me resigné porque todo lo que me rodeaba me estaba arrullando.

Al cerrar lentamente mis ojos me sumergí en un profundo sueño minutos después, había gastado mucha energía nadando y ahora mi cuerpo pasaba factura. Al menos tenía agua dulce para beber y el estómago lleno. Extrañaba mi cama pero el suelo de roca no me impidió acomodarme, me hice bolita y abracé mis piernas, esperando que nada malo sucediera mientras estaba tan indefensa.

No tenía idea de cuánto tiempo estuve dormida. Pero comencé a sentir como unas gotas de agua caían sobre mi rostro. ¿Estaba lloviendo y el agua se filtraba del techo? Era una posibilidad pero no oía la lluvia a lo lejos o algo parecido. Entonces abrí mis ojos pesadamente, las gotas frías comenzaron a molestarme y quería buscar otro lugar que estuviera seco para continuar durmiendo. Sin embargo, cuando mi vista se enfocó en lo que estaba frente a mí, me encontré con el rostro de ese ser extraño mirándome a unos escasos centímetros de distancia. Su cabello largo y húmedo estaba a un lado, sobre su hombro derecho, dejándome ver mejor unos ojos oscuros, casi negros. Las gotas se deslizaban por las hebras oscuras y fue de esa forma que cayeron en mi rostro.

—¡Hii! —reprimí mis gritos de terror y quedé paralizada. Tal vez se comportaba como los animales y el escándalo podría asustarla y me atacaría. Así que me quedé muy quieta, esperando que nada malo sucediera. ¿Qué hubiera pasado si no despertaba? ¿Debí fingir que seguía dormida?

Mi pecho subía y bajaba por la rápida respiración, estaba muy asustada, mi piel completamente erizada por los escalofríos que atravesaron mi cuerpo. Pero debía calmarme y pensar en qué hacer con la cabeza fría. Observé cómo la criatura acercaba mucho más su rostro al mío, no tenía idea de lo que era el espacio personal. Aparecía interesada en mi respiración.

En un momento levantó una mano y por reflejo me cubrí con los brazos para protegerme de cualquier posible ataque. Por el brusco movimiento esperaba que me golpeara o mordiera, sin embargo sentí como tocaba una de mi mano con cuidado. Las manos de la criatura tenían una especie de membrana entre los dedos sin mencionar el tono pálido y azulado de su piel, además sus uñas eran muy largas y posiblemente filosas. Esas mismas uñas podrían cortarme en cualquier momento. Parecía interesarle mucho mis manos y tocaba cada uno de mis dedos con cuidado y cautela.

¡Ayúdenme!, grité en mis pensamientos esperando que alguien me sacara de esa extraña situación, que me despierte de este raro sueño. Pero muy en el fondo sabía que estaba completamente sola.