Capítulo 13

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Arán estaba recuperándose del orgasmo todavía mientras mantenía apoyado su mentón en mi hombro pero entonces noté que habíamos hecho un desastre. Al menos conseguí que él se calmara pues su miembro se había escondido nuevamente entre los pliegues de su cola.

—¿Quieres nadar? —pregunté al ponerme de pie para dirigirme al pozo de agua. Entonces Arán sostuvo mi muñeca y luego señaló mi herida—. No voy a mojar mi pierna —le dije al entrar lentamente al agua y asegurándome de que esa pierna quedara fuera.

Al ver lo que yo hacía él también entró al agua para tomar mi cintura y ayudarme a mantenerme en la superficie. Así se aseguraba de mantener mi corte completamente seco.

—Gracias —dije mientras cubría mi rostro con las manos. Recién en ese momento la vergüenza me tomó con la guardia baja. No podía evitar pensar que todo hubiera sido menos extraño y confuso si Arán fuera un humano.

No puedo dejar que mis padres sepan esto, pensé, ellos quedarían horrorizados al enterarse que hice estas cosas con un chico pez. En ese momento recordé la vez que se sentaron a hablar conmigo, al principio creí que algo estaba mal pero resultó que sólo querían hacerme saber que me apoyaban y que no debería avergonzarme por mis gustos. Desde el principio la conversación ya era extraña.

Hablando un poco más me enteré que ellos pensaban que era lesbiana y que Analía, Ruth o Rita, una de ellas, era mi novia.

—Ninguna es mi novia —respondí soportando la risa que me invadió, la situación era muy cómica para mí.

—¿Entonces tienen una relación abierta? —supuso papá pensativo.

—¿Estás saliendo con las tres? Nosotros no te juzgaremos, no queremos que te sientas mal —agregó mamá.

—No, ellas son mis amigas. A-mi-gas —les dije con cuidado para que lo entiendan de una vez.

—Es que siempre estás con ellas y nunca te habíamos visto con un chico —me explicaron, su punto de vista era muy curiosa.

—Lo sé, lo sé. —Era increíble, esa charla era para hacerme sentir mejor y ellos hicieron todo lo contrario. Pero aún así sabía que no era su intención.

—¿Serán tan comprensivos al conocer a Arán, alguien que ni siquiera es humano? —me pregunté mientras estaba sobre él. Ambos nos encontrábamos flotando, yo apoyada sobre su pecho y con la pierna levantada—. A puesto a que sí —concluí al cerrar mis ojos, de nuevo sentía mi rostro caliente. Estaba segura de que estaba muy sonrojada.

La paz del momento se vio interrumpida debido a un silbido proveniente de las profundidades del mar, era muy similar a los cantos de las orcas pero al mismo tiempo diferente. En ese momento Arán se movió rápidamente para dejarme en la orilla, estaba muy inquieto y hasta asustado.

—¿Qué pasa? Te están llamando, ¿o no? —pregunté, para un segundo después quedar paralizada cuando un segundo tritón se hizo presente. Éste emergió de las aguas y era más grande que Arán—. ¿Q-Quién es... ese? —murmuré mientras estaba escondida detrás de su espalda. Busqué protección de forma instintiva.

El recién llegado hizo unas señas a lo que Arán asintió pero inmediatamente después negó con la cabeza. No sabía qué estaba pasando exactamente entre ambos, parecía una discusión en lenguaje de señas. De repente Arán recibió un fuerte golpe y terminó flotando en el agua boca abajo. ¿Qué había pasado? ¿Quién era el otro tritón y porqué lo había golpeado? 

El intruso se acercó a mí y me sujetó de las piernas antes de que pudiera huir. Su agarre era muy fuerte y estaba lastimando mi herida. No tenía cuidado en lo absoluto.

Secuestrada por el marDonde viven las historias. Descúbrelo ahora