Capítulo 14

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Arán se veía realmente emocionado, cosa que me daba ternura. Parecía que esa era su primera vez en tierra firme y no podría evitar mirar todo a su alrededor.

—Árbol —dije señalando las ramas que estaban sobre nosotros y luego hice lo mismo con las demás cosas—. Hormigas, flores... ¡Araña!

El insecto estaba subiendo por mi pierna, grité del susto y eso alteró a Arán. Él hizo un movimiento rápido y golpeó a la araña con su aleta para lanzarla lejos de mí.

—Gracias —le agradecí y solté aire aliviada—. No me asustan las arañas pero... esa era muy grande —dije mientras controlaba mi respiración. ¡Esa cosa era más grande que mi mano!

—¿Bien? —me preguntó al mirar mi pierna.

—Si, estoy bien.

Unos graznidos se escucharon y Arán levantó la mirada, era un grupo de cuervos y reconocí que eran los sonidos irritantes que me despertaban todas las mañanas.

—¡Li! ¿Mmm? —dijo al señalarlas.

—Cuervos —respondí al entender que quería saber lo que eran. ¿Esos pájaros viven en islas?, me cuestioné pensativa. Generalmente las gaviotas y albatros eran las especies de aves que viven en la costa y en el mar. 

Dejé de pensar en ello para comenzar con la construcción de mi refugio, debía hacerlo en un lugar alto para estar fuera del alcance de los animales salvajes. El mismísimo árbol sobre nosotros se veía firme y con fuertes ramas, entonces comencé a escalar para buscar el mejor lugar.

Arán miraba todo con asombro desde su roca, esta era una de las ventajas de tener piernas. Me detuve al encontrar las ramas perfectas para hacer la base, así que me dispuse a cortar madera y lianas para hacer el piso y el techo del refugio. Nunca me había gustado trabajar con mi padre en sus proyectos artesanales desde que era pequeña. Para mí eso era explotación infantil en ese entonces pero quién hubiera sabido que eso me ayudaría a sobrevivir.

—Lian —Arán me llamó mientras yo iba de un lado al otro en busca de lianas.

—¿Qué pasa? —respondí al acercarme. Él señaló las gruesas ramas que había cortado, entonces sacó el cuchillo de su cinturón para comenzar a quitar las ramas más pequeñas—. ¿Quieres ayudarme? Bien.

Me sonrió y empezó a cortar todas las hojas y ramas pequeñas, al terminar dejaba los troncos a su lado. En poco tiempo ya tenía madera suficiente para hacer la base y el techo pero necesitaba unirlas con las lianas que lamentablemente no encontré. Tenía que tomar una decisión, conservar la única soga a mi disposición o usarla para unir los troncos.

—¡¿Qué hago?! —exclamé desesperada. Mi pequeña crisis llamó la atención de Arán—. Necesito lianas o soga, soga —le dije mientras le mostraba el objeto en mis manos. Tenía la esperanza que él encontrara una cuerda como consiguió las manzanas o su cinturón de herramientas.

Asintió al entenderme, entonces lo acompañé de regreso al mar. Lo vi sacudir su mano en forma de despedida cuando ya estaba dentro del agua. To copié su acción y Arán desapareció de la superficie. En la sombra esperé mientras recogía rocas para hacer una fogata, las mismas irían alrededor de la leña para que el fuego no se extendiera. Ya podía imaginar el sabor de ese pescado en mi paladar, si crudo sabía bien, cocinado sería mil veces mejor.

—¿A Arán le gustará? Seguro que sí, como sucedió con las manzanas —me dije pensativa. Entonces suspiré, aún quería volver a casa pero no tenía un bote y las personas del barco podían regresar y finalmente rescatarme, no iba a arriesgarme—. Pienso mucho en él cuando no está —murmuré al notar ese detalle. 

Secuestrada por el marDonde viven las historias. Descúbrelo ahora