Capítulo 12

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El tritón regresó cuando ya había caído la noche con mucha comida, me sorprendió al ver que también trajo una bolsa repleta de manzanas. Él me entregó el pescado cortado con sabor a pollo de siempre pero sacó todas las manzanas de la bolsa de tela y las dejó flotando en el pozo. No parecía que conociera la fruta porque primero la olió, tenía mucho cuidado mientras la observaba hasta que finalmente destrozó una con su puño. Quedé paralizada ante esa demostración de poder.

—Que fuerza —solté para luego verlo lamer y probar los restos que quedaron en su mano y uñas—. E-Está bien, es una manzana, es dulce —agregué con una leve sonrisa en mi rostro.

Sus ojos brillosos me dieron a entender que le gustó, sin embargo lo detuve para que comiera primero el pescado y dejara la fruta como postre.

—¿Dónde encontraste las manzanas? —las señalé. Entonces me mostró con mímica, y por lo que entendí, él estaba nadando de regreso a la cueva con la cena y encontró las manzanas flotando en el agua—. Las personas del barco debieron haberlas dejado antes de irse, pero... ¿por qué no me las dieron directamente? —me dije pensativa.

Dejé mis pensamientos de lado al notar que él ya había terminado sus porciones de sushi e intercambiaba miradas entre las manzanas y yo. Le sonreí mientras le entregaba unos trozos, los cuales corté utilizando su cuchillo de cerámica y le mostré cómo quitar el corazón y las semillas.

—Hey, podemos plantarlas en la isla y tendríamos manzanos. Se nota que te gustan mucho, ¿verdad?.

—Gra-cias —respondió con la boca llena, mientras comía también dejaba las semillas en mi mano. Lo hacía con mucho cuidado, tratando esas simples semillas como algo valioso.

—Estaba pensando en un nombre para ti, digo, ya tienes uno pero quiero poder llamarte de alguna manera —le dije mientras tenía su completa atención—. Yo Lilian y tú... mmm, tus colores me recuerdan al pez fantasma azul así que... No, olvídalo, suena ridículo.

—¿Mmm? Lian... —dijo al tocar mi cabeza—. Ah-Ran —soltó al tocar su cabeza.

—¿Arán? —repetí, la "r" se pronunciaba como "erre". A lo que él asintió con una sonrisa—. Arán... Lilian... —comenté al señalarlo primero y luego a mí. 

Como siempre me había sorprendido con sus ocurrencias, fue él mismo quien eligió un sonido para su nombre. Ese brillo característico se hizo presente en sus irises oscuros, por ello, en un abrir y cerrar de ojos, ya lo tenía sobre mí. Frotaba su rostro contra el mío, dándome escalofríos debido a su temperatura baja.

—Tranquilo, acabamos de comer —dije al colocar mis manos en su pecho para alejarlo un poco de mí—. Arán, espera- ¡Puah! —Un poco de cabello había entrado a mi boca mientras hablaba.

Mi tos lo asustó y se alejó de un rápido movimiento. Con una mirada avergonzada tocó su cabello descontrolado y comenzó a estirarlo.

—No hagas eso —ordené, podría hacerse daño debido a la fuerza que usaba. Entonces le hice unas señas para que se acercara y me coloqué detrás de él.

Con cuidado comencé a peinar su cabello oscuro con mis dedos para desenredarlo un poco. Arán permaneció muy quieto y eso me facilitó trenzar su larga cabellera para terminar atando el extremo con una liga que usaba como pulsera. Él se veía menos desalineado con el cabello recogido, además pude ver con más detalle los patrones en su piel, parecían tatuajes y algunos bajaban por su nuca y espalda hasta unirse a las escamas de sus aleta.

—¿Te gusta? —pregunté mientras lo veía pasar sus manos por la cabeza, tocó sus orejas levemente puntiagudas y luego tomó el extremo de la trenza.

Secuestrada por el marDonde viven las historias. Descúbrelo ahora