Ahí me encontraba yo, intentado alcanzar el cierre del traje que estaba ubicado detrás, más específicamente en mi espalda. Al mismo tiempo los ojos del tritón brillaron al ver que dejé aquella posición de protección.
—¿Dónde está ese cierre? Si tardo mucho puede que desgarre la tela sin más con sus uñas —maldije por lo bajo.
Quedé paralizada al pensar que el cierre se había roto luego de darme ese baño, pero él lo encontró inmediatamente y lo bajó de un sólo movimiento. Sentí como el traje se aflojaba y mis hombros y espalda quedaron al descubierto.
Chillé al sentir como frotaba su cabeza contra mí, su temperatura corporal era más baja que la mía y sentí escalofríos cuando sus labios rozaron mi nuca. De nuevo me sorprendió al momento de que adentró sus manos dentro del traje mientras me abrazaba por la espalda. Parecía atraído por mi piel y mi calor, era interesante y aterrador pero no debía distraerme en ese momento, tampoco dejarme invadir por el miedo.
—Y-Yo guiaré... —dije, más para mi misma que para él. Ya que no entendía lo que yo decía aunque sí estaba muy claro lo que él quería hacer, sus acciones lo demostraban. Al quitarme el traje completamente y sólo quedar con mi ropa interior deportiva, pude notar de nuevo ese brillo en sus ojos. Quería saber lo que estaba pensando en ese momento.
¿Por qué le gusto? ¿No hay hembras de su especie que lo quieran? ¿Por qué me trajo aquí? ¿Tiene un fetiche con las piernas y los humanos? ¿Me estaba acosando desde antes o qué?, me pregunté al fruncir el ceño. Nada tenía sentido para mí y si seguía así no podría escapar. Al menos tenía la esperanza de que con esto podría convencerlo de que me llevara él mismo a tierra firme, usaría el Síndrome de Estocolmo a mi favor.
Usando mi traje como una manta lo recosté lentamente sobre éste, para entonces su cuerpo ya se había secado completamente y eso lo haría más fácil. Utilizando los trucos de Analía, primero le di una sonrisa seductora para después acariciar su cabello. Ella nos había revelado a todas nosotras la debilidad de todos los hombres y ésta era que les encantaba que acariciaran su cabeza. Tenía curiosidad de saber si también funcionaría con el tritón.
Al momento de rascar su cabeza con mis dedos, él cerró los ojos y continuaba ronroneando, esta vez con más intensidad. Estaba confirmado, también era la debilidad de los tritones o al menos del que me tenía cautiva. Al estar muy cerca mi calor comenzaba a extenderse por su cuerpo, él olía a sal de mar y no le molestaba que yo lo guiara. En ese momento mi vista bajó por su cuerpo, hice un recorrido por sus cicatrices, algunas parecían mordidas y otros cortes, yo también había recibido cortes de parte de las rocas afiladas. Su pecho subía y bajaba por su respiración calmada, sus músculos estaban ejercitados, supongo por la vida en el mar, teniendo que nadar para escapar de los depredadores o para buscar su alimento.
Continué bajando mi vista hacia su miembro, tragué saliva pues él estaba muy excitado tan sólo con unas simples caricias. Esperaba ver una cosa más rara, espinas o algo así. Las criaturas marinas son muy extrañas después de todo, pero él tenía un tamaño, forma y color similar al de un hombre aunque sin los testículos en la base. Esa era la única diferencia importante que pude notar.
—Bien... —susurré mientras acercaba mi mano lentamente. Al sujetarlo cerré los ojos, pero sentí inmediatamente como todo su cuerpo se tensó y me dio una mirada de sorpresa—. No esperabas eso, ¿eh? —comenté al momento de sonreír de lado. Por sus reacciones parecía ser un adolescente que apenas está descubriendo su sexualidad.
Me pregunté qué edad tendría, por el tamaño de su cuerpo y lo desarrollado que estaba sexualmente me daba a entender que era un adulto pero sin ninguna experiencia anterior. Un poco más confiada comencé a mover mi mano de arriba a abajo de manera lenta por toda su extensión. No había tocado a muchos hombres antes, no tanto como Analía, pero su miembro se sentía igual, el falo era duro al estar completamente erecto, caliente y suave al tacto mientras que la punta comenzaba a humecederse debido, a lo que supongo que era, líquido preseminal.
Su aleta se levantó un poco y comenzó a golpear el suelo de manera suave, era un reflejo ante el placer que estaba sintiendo. Tuve suerte ya que si él tenía experiencia no se hubiera quedado satisfecho sólo con estas caricias. Sus reacciones eran adorables a mi parecer, era agradable tener el control. Pero al aumentar la velocidad, él se levantó y me abrazó mientras soltaba quejidos roncos. Su voz se oía más grave, por lo que continué moviendo mi mano más rápido hasta que finalmente llegó a su límite. No quería ver, aunque sentía como un líquido caliente caía sobre mi mano, la cual todavía lo estaba sosteniendo.
Luego de acabar, respiraba con dificultad mientras aún me abrazaba, al mismo tiempo que yo limpiaba mi mano con agua del pozo y también a él. Parecía estar satisfecho pues vi cómo su excitación bajaba y su miembro se ocultaba entre unos pliegues casi invisibles en su cola. Entonces así funcionaba, pensé mientras procesaba toda esa nueva información. Al momento de la excitación los pliegues se movían y el miembro se levantaba para prepararse para momento del acople, como lo hacían los mamíferos como delfines y ballenas.
—¿Estás bien? —pregunté a ver que no me soltaba, entonces me separé lentamente para encontrarme con sus ojos llorosos, sus iris oscuros se veían mucho más brillantes—. Por qué–
Me interrumpí al ver un poco de sangre en sus uñas y dedos, entonces comencé a sentir dolor en mi espalda. Me había arañado mientras llegó a su clímax sin que lo notara. Dejó hilos de sangre en mi piel que comenzaban a arder pero no era nada grave.
—Ay —dijo al atraer las manos a su pecho y bajar la mirada. Me sorprendió pues se encontraba realmente afectado al ver que me había lastimado. ¿A qué se debía eso? ¿Por qué le importaba tanto que estuviera herida o lastimada? Aun recuerdo la expresión que había hecho al ver el corte de mi pierna.
—N-No es nada, estoy bien —respondí rápidamente. Al acercar mi mano lo vi encogerse en su lugar pero igualmente tomé su muñeca—. Estoy bien. No lo hiciste a propósito —insistí. Parecía que prefería mantenerse alejado luego de arañarme.
—Bi..bi...
—Bien. Yo bien —me señalé, sonreí para demostrarle mi bien estar. Además noté lágrimas en sus ojos, debía controlar la situación porque no era mi intención hacer que llore.
Él quitó sus lágrimas al escucharme y luego sonrió, estaba imitando mi expresión. Aún así se arrastró para observar mi espalda, tal vez se aseguraba de que realmente estuviera bien. Sentí sus dedos pasear por las marcas, ardían un poco pero no era para tanto. El tritón me miraba en ocasiones y, al terminar, me dejó una leve mordida en la frontera entre mi cuello y hombro.
—¡Hiii! —chillé del susto y me alejé. Él continuaba sonriendo—. Se lamenta al arañarme pero luego me muerde —susurré al cruzar mis brazos. No me lastimó pero estaba segura de que luego tendría una marca en ese lugar.
El tritón volvió a apoyar su rostro contra mi espalda, ronroneando con energía. Su comportamiento era juguetón, como el de cualquier muchacho que pretende conquistar a una chica. Cada vez me asustaba más las similitudes que tenían los machos de la mayoría de todas las especies, en especial con los humanos. Tal vez éramos más parecidos de lo que creía, un eslabón perdido que la ciencia ignoraba.
—Es mi turno —dije al voltear, no sabía lo que me estaba moviendo en ese momento. Pero sujeté sus hombros y me acerqué a su cuello para dejar mi marca también. Sonreí cuando escuché un quejido grave de su parte, entonces me alejé para ver mejor su reacción.
Su cola se sacudía mientras llevaba la mano a la zona de la mordida, sus ojitos brillaban mucho dándome a entender que esas cosas le gustaban, debía ser una costumbre de su especie o algo así. Otro dato que me gustaría anotar pero no tenía lápiz ni papel.
No mordí demasiado fuerte pero su piel estaba muy roja, hasta me asusté por un momento al creer que le había sacado sangre. Cuando apartó su mano noté que mis dientes había quedado marcados perfectamente a un lado de su cuello. Pero no parecía que le doliera ni nada, es más, él comenzó a acercarse nuevamente a mí.
De repente escuché un estruendoso sonido que sacudió la cueva, lo reconocí de inmediato como la bocina de un barco. Mi primera reacción fue mirar el pozo de agua, la salida, sin embargo me detuve al sentir las manos del tritón sostenerme. Su sonrisa había desaparecido y me suplicaba con la mirada para que me quedara a su lado.
ESTÁS LEYENDO
Secuestrada por el mar
FantasyLilian es surfista, le encanta el mar hasta que tiene un accidente en las olas y despierta dentro de una cueva, siendo vigilada por una extraña criatura con aleta. [Ganadora "Historias de Oro" 2021, Primer Lugar de la categoría romance de "La Primer...