- ¡Hasta que llegas!
Horacio se lanzó a los brazos del más alto sin pensarlo dos veces, siendo al sentirle reír mientras le abrazaba, alzándole lo suficiente como para dejar un suave beso en los labios ajenos. Había pasado un día desde lo sucedido con Gustabo y Volkov estaba saltando en un pie de la alegría; la relación con Horacio había mejorado y, con algo de miedo, supo que terminaría enamorado de aquel hombre de cresta rosada. Sí, esa misma mañana le había pedido los implementos para cambiar el color de su cresta por lo que, en la tarde, le trajo lo necesario y algo de comida.Después de encontrar a Gustabo, tanto Conway como Volkov había decidido tomarse el día libre, siendo maldecidos por Greco, pero optaron por pasar el día con los humanos. El ruso había disfrutado en demasía aquel día, incluso las horas que solo observó a Horacio dormir entre sus brazos, disfrutando de los gestos o palabras dichas entre sueños. Es más, grata fue su sorpresa al escuchar en más de una ocasión su nombre, pero también le arrancó una carcajada cuando dijo "huele a otaku".
Se habían arropado juntos en el sofá durante el resto de la tarde, terminando la tercera temporada del anime que veían juntos y ansiosos por saber que seguía; sin embargo, decepción se llevaron al saber que seguía en emisión, por lo que Horacio pidió que lo vieran juntos cuando terminara de emitirse. Eso alegró al de cabello gris, pues eso significaba que el menor planeaba pasar más tiempo a su lado. Entre besos y caricias inocentes, pasaron la noche juntos y el comisario descubrió que le resultaría complicado ya no tener consigo al humano cuando la semana culminara.
Ese día había sigo algo complicado, los mecánicos habían ido a comisaría para denunciar la desaparición de Juanjo, por lo que él y Conway tuvieron que hacerse cargo de aquel grupo de vampiros revoltosos. Armando había perdido la paciencia rápidamente, advirtiendo a Conway que si tampoco conseguía respuestas como lo sucedido con Facundo, estuviera preparado para ver arder la ciudad desde sus cimientos. Todo ello desencadenó en una pelea donde el mexicano y asiático se habían visto encerrados por un par de horas; no negaría que lo había disfrutado, más aún cuando Emilio empezó a gritar, solicitando información de "su novio", pues al ir a federal le habían negado el paso.
Ahora estaba en casa y, definitivamente, podría acostumbrarse a ser recibido así todos los días. Dejó un pequeño beso sobre los labios del más bajo, sonriendo ampliamente como solo se permitía hacerlo con él. Alzando su diestra, no tardó el acariciar los cabellos ahora rosas, de su cresta.
- ¿Cenaste? -Cuestionó, observando embelesado los brillantes ojos verdes del más bajo.
- Sip, ¿y tú?
Horacio ya sabía la respuesta, desde el primer día en el piso del ruso notó las motitas rojas en aquel océano gris, más grandes que de costumbre. Cuando le preguntó por ello, este le explicó que al no alimentarse de sangre humana, las motitas rojas en sus ojos eran más pequeñas, pero a medida que la sed se acrecentaba, de igual forma lo hacían estas. Ahora eran muy pequeñas, como si de diamantina se tratara, dándole un aspecto arrebatador al comisario.
- Sí. -Se limitó a responder, separándose uno momento del más bajo, no sin antes volver a besarle.- Deja me pongo cómodo y seguimos con el maratón, ¿sí?
El pelirosa solo asintió, dirigiéndose al sofá mientras observaba al vampiro encerrarse en su habitación. Se había negado en pensar las consecuencias de sus actos, pero sabía que tarde o temprano debía hacerlo, más aún cuando cierto pensamiento empezó a rondarle. Ya lo conversaría cuando el más alto terminara de cambiarse.
Unos cuantos minutos después, Volkov abandonó su habitación con una toalla sobre su cabeza, secando su húmedo cabello. El jadeo emitido por el menor lo distrajo de su tarea y fue inevitable no sentir sus colmillos picar al ver la mirada lujuriosa que el más bajo le regalaba, todo acompañado de un ligero rubor en sus mejillas.
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¿Presa o Cazador?
VampirePara Horacio y Gustabo, las historias tan tétricas que escucharon sobre la ciudad de "Los Santos" solo consiguieron incrementar las ansias de conocer aquel lugar. "Nada puede ser peor que lo dejado atrás", se consolaban y motivaban a sí mismos sin d...