26 ( Final 1)

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Conway no recuerda haber visto así de ebrio a Volkov ni cuando perdieron a Ivanov y, siendo que le tenia aprecio como a un hermano, le dolía verlo en ese estado; sin embargo, también fue difícil para él ver a Horacio venirse abajo después del  beso con Aleksia. Desde que conoció a Gustabo, este le había dado a conocer pequeños retazos de su vida, sentía un cariño y orgullo inmenso por el rubio, pues logró salir adelante desde muy pequeño y con un niño a su cargo, pero también por Horacio. El de ahora cabello rosa era alguien que se ganaba a las persona con una sonrisa y esa forma de ser tan dulce que, para su sorpresa, aún mantenía después de todo lo vivido. 

El mayor había acompañado al ruso todo lo que pudo, pero uno de ellos debía mantenerse sobrio y ese no sería su comisario. Desde hace ya una hora había tenido que ordenarle dejar de tomar, puesto que por la mañana tendrían una reunión con Michelle; solo un tonto llegaría tarde a una reunión con su jefa, no era lindo verla enojada. 

Suspiró pesado al ver a Viktor empezar a murmurar palabras en ruso arrastrando las palabras, pero con el tono de voz quebrado. Desde que el mayor de los hermanos abandonó su casa, el peligris había aguantado las lágrimas, pero Conway lo conocía muy bien como para saber el gran esfuerzo que eso conllevaba. El sonido de su celular lo distrajo de sus pensamientos, frunciendo levemente al ver el nombre en la pantalla y, mientras respondía, su mirada se fijó en el reloj de pared frente a él. 

" 3:00 am" 

- ¿Qué pasa? 

- ¿Horacio está con usted, papu? -La voz del rubio lo puso en alerta unos segundos, enderezándose en el sofá y, con una mirada, supo que el ruso había sido capaz de escuchar lo dicho por el rubio, pues ahora su mirada luchaba por centrarse e intentaba reducir la distancia entre su jefe y él para escuchar mejor la conversación. 

- ¿Realmente crees que quiera verme ahora, capullo? -Respondió incrédulo, frotando suavemente su frente. Fue una semana pasada, quizá estaba desquitándose con el humano, pero Volkov le había exprimido la poca paciencia que le quedaba para el resto del maldito mes. 

- Lo dejé durmiendo, ya no está y no me coge el teléfono. - La inquietud en el más bajo era notoria y ese sentimiento de protección se instaló en el pecho del pelinegro, ansiando tenerlo cerca para intentar calmarlo. 

- Tranquilo, Gustabín. Recuerda que el capullo ya no es un niño, seguro y está con el mexicano. - Ignoraría la mirada asesina y dolida de Volkov, no podría estar tranquilo a sabiendas de que Gustabo se desvelara preocupado. 

- Pero él tampoco me responde. Jack. ¿Y si no está con él? Tiene a una puta mafia buscándolo por el asesinato de ese vampiro, no podemos saber si nos descubrieron. 

- Tú estás bien, si ellos quisieran dañarlo o algo, irían directamente a por ti. -Intento razonar el pelinegro, pero una punzada de inseguridad le hizo callar unos segundos.- Estoy seguro que debe estar enrollándose con el anormal de Emilio, por la mañana estará en el taller, ya verás. 

Para Viktor eso fue suficiente, no quería escuchar más. Se lo merecía, sabía que se merecía todo eso y hasta más, pero eso no impedía que doliera. Cuantas ganas tenía de poder aclarar las cosas con el menor, pero quizá las cosas así serían menor, o eso intentaba decirse a sí mismo. De igual forma, así pensara de forma distinta, supo que el menor ni su hermano querrían volver a saber de él nunca. 

Tambaleándose se puso en pie y caminó hasta el cuarto de su jefe, porque era el más cercano, y se dejó caer ahí. No quería escuchar más nada, la sola idea de imaginar a Horacio entre los brazos del mexicano le revolvía las entrañas y las ganas de ir y acabar con él eran indescriptibles. Realmente disfrutaría el golpe final por parte del CNP y CNI a aquella mafia, se encargaría personalmente de Emilio, una mierda con absolverlo. 

¿Presa o Cazador?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora