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Hay momentos durante nuestra vida que no entendemos porque suceden, ni mucho menos, ¿el por qué cierto tipo de desgracias nos tienen que pasar a nosotros? Cuestionandonos si en verdad vale la pena vivir en un mundo lleno de injusticia y cosas que no son del todo comprensibles en su momento.

Es como llegar al final de un laberinto, el cual desgraciadamente no tiene ninguna salida, que nos deja atrapados por un cierto lapso de tiempo. Haciendo que nos desesperemos al no encontrar ninguna salida que nos deje ver la luz de nuevo y que nos haga regresar a ese lugar donde una vez nos sentimos seguros.

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Y Mateo entendía perfectamente esa situación, durante el entierro de su nona, quien había sufrido de un paro cardíaco, del cual no pudo ser reanimada a tiempo, sentenciandola a una muerta segura.

El morocho no recordaba la última vez que lloró tanto, y si bien, cuando Valentín llegó a la casa de su nona, se tranquilizó un poco. Sintiéndose a salvo de todo lo que pasaba a su alrededor, entre los cálidos brazos del ojiazul quien le repetía sin cesar: —"Que todo estaría bien y que no tenía nada porque preocuparse." — o —"Que Rosa se iba a recuperar y que esto solo iba a quedar como un mal susto." —

Algo que definitivamente y que para su mala suerte no pasó, dejándolo en un limbo lleno de dolor y sufrimiento. Que no lograba asimilar o al menos aceptar para no pasarla tan mal en esos difíciles instantes que recordaría por siempre.

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En la mente del menor quedaría grabada la imagen del momento preciso en el que su mundo se hizo pedazos, exactamente con su padre dándole la mala noticia que su nona había sido capaz de sobrevivir y que lamentable falleció. En ese pequeño transcurso de tiempo, Mateo sintió tantas emociones a la misma vez que empezaron a volverlo loco, pero al final todas terminaron en una sola que fue la tristeza...

Mateo llevaba mucho tiempo sin abrazar a Pedro, pero en un momento como ese, se olvidó por completo que ya no estaban teniendo una buena relación con él. Por lo que se dedicó a sollozar fuertemente, mientras dejaba rastros de sus lágrimas sobre la remera de su viejo, quien terminó por unirse de manera silenciosa al llanto del menor.

No siendo capaz de retener las lágrimas por la trágica pérdida de su madre, siendo el inició, nuevamente, del infierno del rizado junto con Juliana.

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|| 𝙾𝚔𝚞𝚙𝚊 : 𝐓𝐫𝐮𝐞𝐰𝐨𝐬 ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora