★⸻【🎕 ᴍɪᴇʟ ᴅᴇ ʟᴀᴠᴀɴᴅᴀ 🎕】⸻ ★ 🎕 ᴄᴏʟᴏᴍʙɪᴀ x ᴘᴀʀᴀɢᴜᴀʏ🎕

ᴍɪ ᴄɪᴇʟᴏ

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Dentro de una hermosa casa de estilo campestre, en la espaciosa sala de estar, se observaba una encantadora pareja que se dedicaba a darse mimos. El tierno momento era digno de una película de romance.

Las alegres risas de Paraguay hacían eco en la habitación, sintiéndose tranquilo entre los brazos de su amado Colombia. Eran de esos momentos en los que podía disfrutar de verdad, dejando sus problemas de lado, recostado sobre el regazo de una de las personas más importantes en su vida y uno de los únicos países en mostrar preocupación por él. Mirando cálidamente esos ojos verdes esmeralda que siempre mostraban el cariño más puro que podía existir.

— Che ¡B-basta! — exclamó entrecortado por las carcajadas mientras se retorcía en el sofá de su sala. Colombia se encontraba encima de él, con sus piernas enredadas entre las del guaraní y recostando ligeramente su torso en el cuerpo del más bajo, observándolo con ternura, haciéndole cosquillas por todo el cuerpo y sonriendo cautivado por la ternura de su pareja.

Hace ya casi dos años que eran novios, se amaban con locura y cada vez que tenían oportunidad lo demostraban con caricias, besos y sonrisas. Pasaban mucho tiempo juntos, les encantaba tener citas románticas y creativas, siempre entrelazando sus manos cuando se acurrucaban a ver películas y series, además de estar constantemente jugando y hablando hasta altas horas de la madrugada.

El más cariñoso era sin duda el cafetero: Siempre consintiendo a su "Mor"; dándole besitos inesperados, alzándolo de la cintura mientras repartía besos por su cuello y hombros, compartiendo caramelos o licor directamente de sus labios con un caliente beso francés, hablándole con dulces palabras en todo momento y abrazando al de doble escudo cuando estaba desprevenido.

El tricolor estaba encantado con su pareja, no podía estar más contento. Llevaba años enamorado del guaraní, observándolo con profundo cariño en todo momento, amando desde sus tiernos sonrojos hasta esa personalidad tímida que se perdía cuando estaban juntos, deseando estar a su lado tomando su mano y acariciando su rostro; queriendo besar esos labios rosados que lo volvían loco y anhelando ser más que el mejor amigo del pelinegro.

Tomando valentía, un 18 de septiembre se arriesgó al declarar su amor, sorpresivamente siendo aceptado por el paraguayo tras unos inconvenientes.

Definitivamente estaba feliz con su hermoso novio, sin embargo, Había algo que lo inquietaba...

Paraguay aun no aceptaba el hecho de estar saliendo con un país varón.

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El guaraní se negaba a admitir que estaba en una relación homosexual, tenía mucho miedo del "¿Qué dirán?" de los otros países; sabía muy bien que gran parte de las naciones eran homofóbicos radicales, le tenían asco a la homosexualidad o simplemente no lo aceptaban. Solo menos del 50% de los países lo aceptaban y eran gays/lesbianas o bisexuales abiertamente, como era el caso de su "Chuli".

Anteriormente él hacía parte del grupo que discriminaba a los que se enamoraban siendo de un mismo sexo, esto claramente debido a su cultura y sus casi 210 años de existencia donde siempre remarcaba la homosexualidad como un pecado gracias a su religión extremista infundada por cierto español.

Secretamente admiraba a las nuevas generaciones de su territorio a pesar de que eran descritas como inútiles; tenían bastante libertad en muchos ámbitos, resaltando la sexualidad como algo natural y rebelándose contra las costumbres para sembrar una aceptación considerable. El deseaba con todo su corazón aceptar su sexualidad sin ningún problema... Aceptarse a sí mismo como un país que se respetaba y se amaba sin escuchar las crueles críticas de los demás. Lastimosamente, sus miedos y traumas eran mil veces más poderosos que sus anhelos.