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La alocada fiesta había terminado hace una semana, dejando a muchísimos países contentos y a otros cuantos confundidos al despertar en la mitad del suelo con un moretón por un golpe, o uno que otro que despertó a toda la hacienda con un grito de horror al ver que estaba a tres metros del piso encima de un candelabro.
Muchos preguntaron por el anfitrion que había desaparecido toda la madrugada, al final fue Venezuela quien despidió a los invitados sin tener la mínima idea de dónde estaba su hermano. Para su curiosidad, sabía muy bien que no era el único que desapareció, sin embargo en su cabeza no cabía el recuerdo por la borrachera, lo único que recordaba era haber arruinado un momento peculiar entre Argentina y México antes de caer dormido en el comedor de la sala.
Cuando todos se retiraron del lugar, milagrosamente no escucharon la revancha que estaba sucediendo en pleno mediodía en uno de los cuartos más aislados de la finca.
Hoy, nuestros queridos enamorados se encontraban descansando; Paraguay después de estar enojado con el cafetero por tres días completos, escuchando sus suplicas como si fuera un cachorro abandonado, le perdonó por dejarlo practicamente inválido, no sin antes exigirle que lo recompensara con cariño y que lo acompañase a su territorio por unos días.
Así que se encontraban en la residencia del menor, durmiendo pacíficamente en la habitación del guaraní hasta que el gallo madrugador que el criollo tenía por dentro lo obligó a levantarse temprano.
— ¡Buenos días mi amorcito precioso! — Colombia arrancó la cobija en la que estaba envuelto Paraguay sin delicadeza alguna, causando una pequeña molestia en el guaraní por la ligera brisa que venía de la ventana previamente abierta por el cafetero, gruñó un poco para después acomodarse más tomando sus rodillas y subiéndolas a su pecho en posición fetal, se volteó dándole la espalda a su novio, no tenía ganas de nada. — ¡A levantarse pues! Hoy te quiero enseñar a hacer la veintiuna en fútbol.
El colombiano no era el mejor en fútbol, pero tampoco era el peor; era bueno en ello y le gustaba; al paraguayo no es que le matara, pero aun así sabía un poco por jugar con los otros latinos, eso sí, nunca supo cómo hacer bien la veintiuna, apenas si llegaba a hacer seis intercaladas entre pie y pie.
El criollo al ver que el más bajo no se quería levantar, se acostó a su lado para abrazarlo y susurrarle algo en el oído. Aquello causó un respingo en Paraguay, quien se separó del cuerpo de colombiano casi que cayéndose de la cama.
— M-macanada nomás l-luego decís — Espetó entre dientes. Cuando el de ojos color miel escuchó lo que le dijo, se levantó inmediatamente, sonrojado por completo y salió corriendo a alistarse mientras que escuchaba las risas de su pareja.
Se vistió en tiempo récord con una pantaloneta blanca, unas medias largas de color negro que se pegaban a sus piernas resaltando las canilleras que lo protegían, unos tenis blancos de tipo escolar y la camiseta de su selección. Colombia ya estaba vestido desde hace rato, más o menos igual, con la diferencia de que traía sus guayos color verde limón y la camisa de la selección colombiana.
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Ya se encontraban en un parque con balón de fútbol en mano y una cuerda para saltar. Mientras estiraban en la zona verde algo solitaria — ya que eran las 6 de la mañana, un Domingo — charlaban de diferentes temas, tales como sus capitales, los chismes de las potencias, los nuevos regaños y sanciones de la ONU, sus amigos los latinos y sus hermanos. Todo normal, todo bonito.
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★⸻【🎕 ᴍɪᴇʟ ᴅᴇ ʟᴀᴠᴀɴᴅᴀ 🎕】⸻ ★ 🎕 ᴄᴏʟᴏᴍʙɪᴀ x ᴘᴀʀᴀɢᴜᴀʏ🎕
Fanfiction𝕻𝖔𝖗𝖖𝖚𝖊 𝖓𝖔 𝖖𝖚𝖎𝖊𝖗𝖊𝖘 𝖖𝖚𝖊𝖉𝖆𝖗𝖙𝖊 𝖑𝖆 𝖓𝖔𝖈𝖍𝖊, 𝖓𝖔 𝖘𝖆𝖇𝖊𝖘 𝖑𝖔 𝖖𝖚𝖊 𝖊𝖘𝖙𝖆́ 𝖒𝖆𝖑 𝖞 𝖑𝖔 𝖖𝖚𝖊 𝖊𝖘𝖙𝖆́ 𝖇𝖎𝖊𝖓. 𝕯𝖚𝖑𝖈𝖊 𝖈𝖔𝖒𝖔 𝖒𝖎𝖊𝖑 𝖉𝖊 𝖑𝖆𝖛𝖆𝖓𝖉𝖆. Múltiples lágrimas escurrían por esos hermosos ojos...