ᴀᴄʜɪᴄᴏᴘᴀʟᴀᴅᴏ

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— ¡Ay wey! Lamento mucho su ruptura... ¡Verás que hay más peces en el mar!

México habló tratando de consolar a su mejor amigo por su amor fallido, sirviendo un poco de tequila para hacerlo olvidar el despecho. Se sentía consternado al ver al colombiano con esas horrendas ojeras, sus ojos rojos de tanto llorar y esa expresión de tristeza que le dolía en el pecho.

— Parce, ni yo que tengo dos mares podré encontrar a alguien tan bueno como lo es Paraguay — comentó molesto y deprimido ante la expresión de su amigo.

El nahua se quedó en silencio, mirándolo preocupado; sin duda esa sería una herida difícil de curar. No entendía qué había salido mal si siempre vió a su carnalito feliz con su morro; era extraña esa repentina ruptura, a su parecer, Colombia y Paraguay hacían una hermosa pareja, uno de esos noviazgos poco comunes donde cualquier obstáculo era superable y nada los separaba.

Sin embargo, todo tenía fin al parecer. Viendo el estado del criollo ya no le quedaban dudas de que el amor no existía; el destino era tan cruel simplemente por romper dos corazones tan lindos.

Esa "relación fallida" le dejó un mal sabor de boca, no quería ni imaginar que le sucedería a él en una situación como esa; solo pensaba en lo enamorado que se veía su cuate al ver al guaraní. Ese paraguayo desde siempre le movió el piso al colombiano, e incluso recuerda las veces que el tricolor le hablaba de cuan tragado estaba de ese pequeño país.

Nunca lo había visto tan enculado, ni siquiera con sus anteriores parejas era tan cariñoso.

Siempre le pareció curioso el hecho de que dos paises tan contrarios estuviesen juntos: Mientras que Colombia era extrovertido, cariñoso y muy querido, Paraguay era tímido, frío y lastimosamente poco conocido.

Era simplemente raro que ellos dos fuesen más que amigos, muchos pensarían que no se llevan bien. Se sentía honrado al pensar que él era el único ajeno a la relación que tenía conocimiento de esta, o más bien, de esa porque tristemente esa unión ya terminó.

Tal vez lo mejor era dejar el tema de lado y no comentar al respecto en frente del ojiverde, no quería que su amiguis del alma se sintiese mal por una ruptura.

 — Marica ¿Me das un abrazo? 

El múrmuro del cafetero lo sacó de su mente, había mantenido un largo silencio mientras pensaba en lo culero que era el universo al romperle el corazón a su mejor amigo.

Se levantó de su asiento para sentarse al lado del colombiano, rodeándolo con sus brazos suavemente y sintiendo como su camisa se humedecía un poco en la parte de su hombro por las lágrimas restantes en las mejillas del tricolor.

— Nea, yo amaba mucho a Paraguay...— Colombia tenía una expresión de dolor, su voz se escuchaba rota y sus ojos no tenían su chispa característica. Abrazaba más a su mejor amigo, ocultando su rostro en el pecho del más alto. 

— No te achicopales mi cuate, no pienses en él y pronto pas-

— No hablemos más de él, por favor —

El cafetero cortó sus palabras con un susurro dolido. Quedando en un silencio algo incómodo, hasta que el mexicano propuso tomar unas cuantas copas escuchando rancheras rompecorazones de fondo.

Copa tras copa, ambos cayeron totalmente borrachos hasta dormirse en la sala de la casa del ojiazul. 

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O eso parecía.

★⸻【🎕 ᴍɪᴇʟ ᴅᴇ ʟᴀᴠᴀɴᴅᴀ 🎕】⸻ ★ 🎕  ᴄᴏʟᴏᴍʙɪᴀ x ᴘᴀʀᴀɢᴜᴀʏ🎕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora