★⸻【🎕 ᴍɪᴇʟ ᴅᴇ ʟᴀᴠᴀɴᴅᴀ 🎕】⸻ ★ 🎕 ᴄᴏʟᴏᴍʙɪᴀ x ᴘᴀʀᴀɢᴜᴀʏ🎕

ʟᴀ ᴄʜᴀʀʟᴀ

★⸻【🎕】⸻ ★

Paraguay estaba soltando quejidos agudos mientras temblaba del miedo pensando en qué estaría planeando el criollo apenas llegasen a la habitación principal de la finca. Sus pies tropezaban con los escalones, siendo arrastrado de una forma muy brusca para su gusto; Colombia tenía la cabeza en rojo vivo de la ira, no se estaba dando cuenta de cuan fuerte estaba siendo su agarre en la muñeca de su novio.

— Coco... me duele  — susurró el paraguayo, moviendo su brazo para soltarse del agarre sin aparente reacción por parte de su pareja  — ¡Colombia, Nderakoré! ¡Qué me duele!

Su reclamo quedó en el aire cuando su espalda chocó con la puerta de la habitación; no fue un golpe duro, pero fue lo suficientemente rudo como para que le doliera la cabeza del impacto.

— No te ví quejándote así allá abajo con el perro hijueputa de Chile — fue lo que argumentó Colombia, con una voz tétrica y un tono lleno de rabia — ¿¡Qué putas fue lo que le dijo ese malparido!? 

El de doble escudo se le quedó mirando con los ojos abiertos como platos, no podía creer cómo le estaba hablando. Se quedó en silencio con un rostro serio, sorprendiéndose de lo brusco que estaba siendo su pareja por un ataque de celos. Sabía que ninguno de los dos estaba en sus cinco sentidos, pero que el cafetero le estuviese reclamando de esa forma era algo que no iba a tolerar.

Tenía dos opciones para hacer entrar al criollo en razón.

Se hacía la victima y le reclamaba llorando para después escapar y no hablarle en una semana con el fin de que vaya a disculparse a su territorio con muchos regalos.

Ó

Lo provocaba más.

Se quedó en blanco sabiendo muy bien que de igual manera terminarían discutiendo en la cama.

— Colombia ¿Vos de verdad pensás que me gustó como Chile me agarró? ¿O lo que me dijo?— comenzó a hablar, incrédulo de la escena que le estaba armando su pareja; se apoyó en la puerta con los brazos cruzados dirigiendo una mirada de completo desprecio hacia el cafetero — ¿Qué pasa si te digo que él quería coger, eh? Y que le iba a responder antes de que el Kurepi se metiera... ¿Qué pensás hacer al respecto? ¿¡Ah!?

Sí, escogió la opcíon que lo dejará inválido por tres días.

El tricolor se quedó estático, casi que en estado de shock. Paraguay creyó por un momento que el criollo le iba a hacer algo malo en ese mismo instante sin siquiera importarle que estaban en la mitad del pasillo. Estaba a punto de provocarlo más hasta que sintió su cuerpo ser alzado como un bulto de papas.

— Che, qué caraj- ¡Mierda! ¿¡Qué pio hacés!? 

Alegó cuando escuhó una potente patada en la puerta; fue lanzado casi sin esfuerzo hacía una pared. 

El cafetero parecía una bestia salvaje, cerró la puerta de la habitación principal de un portazo, echó seguro y se acercó con enojo hacía el paraguayo, no antes sin haber tirado todas las cosas que yacían en su escritorio al suelo. El de ojos color miel se quedó junto a la pared mirando lo que hacía su novio sin entender nada.

Colombia le dedicó una mirada molesta después de correr la mesa de una patada hasta la pared; caminó hasta un armario que tenía, abrió las puertas con fuerza y sacó una corbata.

— ¿Qué es eso? — el guaraní preguntó desconcertado, sintiendo un escalofrío pasar por su espalda el momento en que Colombia lo acorraló rápidamente contra la pared — Respondé.

— ¿Qué es lo que tanto pregunta, Paraguay? — gruñó el de ojos esmeralda — ¿Quiere saber pa' qué putas voy a usar esto?

El más alto se acercó peligrosamente a sus labios, distrayendo al menor con un beso profundo, rudo y húmedo; Colombia tomó su boca de una manera violenta pero ridiculamente placentera para su cuerpo. Los expertos labios del mayor se estaban tomando cada suspiro que salía del aliento lleno de alcohol de Paraguay de forma deliciosa; soltó un suspiro cuando la lengua del criollo le separó los labios para probar todos los tragos que el guaraní se había tomado.