Capitulo 11

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La noche del partido comenzó con tranquilidad.

No había tenido la oportunidad de acercarme a Cali para poder charlar con ella, la mayoría de las veces éramos interrumpidos por Betty o por alguna otra chica de su grupo. Lo cual también era un impedimento para que habláramos sobre la conversación del otro día.

Sentía que estaba perdido. Quería ser positivo, aunque no iba a negar que cada vez estaba enloqueciendo y lo que había ocurrido en ese sueño, no terminaba ni de explicar ni de resolver mis dudas. El sueño me había llevado a esa extraña realidad, habían ocurrido muchas cosas y descubierto otras. No había podido sacar de mi cabeza lo que esa mujer dijo sobre mi padre.

Había visto a un Bridie sano y salvo, a un Colin vivo, y eso era quizá la peor parte de pensar en que si hubiera logrado salvarlo desde el principio, todo lo demás hubiera cambiado de forma tan radical.

La neblina seguía moviéndose entre mi cabeza y mis pensamientos, y me obligaba a sumergirme en ella. No quería seguir haciéndolo porque era obvio que algo no estaba bien y no quería que me tomarán por sorpresa como la última vez que estuve en peligro.

Pasaban de las seis de la tarde cuando el gimnasio comenzó a llenarse de gente que se iban acomodando en las gradas. El grupo de porristas iban a dar un espectáculo al inicio y a la mitad del partido, así que esperamos en el interior de los vestidores intentado repasar las jugadas. Por ahora los nuevos miembros de equipo no iban a jugar hasta que empezará la temporada.

Nos acercamos a observar el espectáculo de las chicas con su uniforme amarillo y rojo. Betty estaba entre ellas, me saludó desde el centro de la cancha.

Busqué a mi madre entre la multitud de las gradas y la encontré cerca de una de las salidas del fondo. Le dedique una amplia sonrisa y continúe mirando en todas direcciones hasta encontrar a Calíope estaba de pie contra el muro en la entrada del pasillo, tenía los brazos sobre su pecho y me observó detenidamente. Rodee el perímetro para ir hacia su encuentro.

―Al fin te encuentro ―le dije.

Hizo una mueca.

― ¿Acaso estabas buscándome? ―respondió.

―Me debes una charla. Fuiste hacia mi el otro día con muchas interrogantes y luego no paso nada mas ―repuse.

Ella frunció el entrecejo.

―Si deseas hablar conmigo, aquí estoy ―Me miró fijamente esperando por mí. Se cruzo de brazos.

― ¿Qué es lo que está ocurriendo? ¿Lograste averiguar algo respecto a lo que me dijiste? ―Mire hacia atrás, al espectáculo de las porristas.

―Mi abuelo te vio en las noticias el otro día, no sabe que te conozco. Aunque menciono que luchabas contra un monstruo. También he visto a una mujer y un chico merodeando por el pueblo de manera sospechosa.

El Brillo de la Luna #2 ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora