Capítulo 16

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 Cuando llegué a clases empecé a sentirme exhausto

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 Cuando llegué a clases empecé a sentirme exhausto. Aún no comprendía por completo el funcionamiento de las Piedras. Mi padre dijo que estaba presente en ese momento de manera física, así que ahora podía asegurar que también lo estuve en todos los demás sueños a los que había viajado. Estaba cansado y si fuera por mí me hubiera quedado dormido.

Me había metido a bañar en cuanto recupere la compostura y después de haber regresado de ese lugar con mi padre no había manera de explicar la sensación que tenía en el pecho, era tristeza, era miedo y confusión. Estaba perdido.

Aun así, asistir a clase se sentía mucho mejor que quedarme en casa a agobiarme con el remolino de pensamientos.

Me deslicé despacio entre la multitud en el pasillo principal. Saqué los libros de mi primera clase en el casillero y me di cuenta de que alguien estaba mirándome. Me volví despacio por encima del hombro y descubrí a Betty unos metros detrás entre unas cuantas de sus amigas.

Olvidé por completo que ella ya se había enterado de lo que soy. Me había visto en el video de las noticias en el centro comercial cuando la mujer trató de asesinarme con esas barras de metal de la estantería. También le había revelado que era yo el que luchó contra el Agdistis, así que talvez creía que estaba muy loco, o le diría a alguien o simplemente se limitaría a mirarme completamente lastimada como lo hacía justo ahora.

Estaban ocurriendo demasiadas cosas que no me daba tiempo a asimilar cada una de ellas. Tan poco sabía qué hacer para empezar a resolverlas.

Cerré la puerta del casillero y me apresuré a meterme a mi salón junto a James y Marcus. Me dieron un saludo muy complejo para alguien como yo. Quizá era solo que estaba realmente cansado para reaccionar.

―No puedo creer que los alienígenas nos estén visitando ―dijo Marcus. Agito una botella de agua sobre su cabeza.

― ¡Viejo! ¿Viste el video del centro comercial? Por un momento creí que se trataba de ti ―me dijo Matt desde atrás.

― ¡Pudimos morir en ese partido y sin embargo estamos otra vez aquí! ―dijo alguien más.

―Por supuesto, una bola de locos ataca la escuela, el supermercado y el pueblo entero es acordonado y tenemos que seguir viniendo a la escuela, es patético ―James hizo un mohín y al final dejo la cabeza sobre la mesa de su lugar.

No respondo nada y espero a que sus quejas y sus bromas se evaporen en cuanto la clase da inicio.

Durante el almuerzo evite por completo mirar entre las mesas a pesar de sentir la presencia de Calí y saber que iba a estar junto a Betty y esas otras chicas que murmuraban cosas sobre mí.

Fui hacia el jardín, a la pequeña colina llena de pasto y árboles en su proceso de otoño. Estábamos a mediados de noviembre a casi una semana de mi cumpleaños, así que este año terminaría antes de que me diera cuenta.

El Brillo de la Luna #2 ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora