Capítulo 6

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ANDELIN

Una vez cuando tenía alrededor de seis años, resbale en el embarcadero de botes de la casa de mi abuelo.

Solíamos pasar el año nuevo en aquella casa de la isla, era grande y espaciosa. Había unas diez habitaciones, una chimenea al centro de la sala. Una terraza donde se podía ver todo el lago y parte del pueblo.

Cuando bajabas las escaleras de roca, podías llegar al embarcadero de botes. La isla estaba rodeada por un lago inmenso, que su vez se encontraba al centro de un pueblo. La casa estaba cubierta entre pinos y árboles enormes. Detrás se alzaba un imponente bosque. De manera que hacía mucho frío al estar ocultos casi todo el día del sol.

La única manera de acceder al pueblo era por medio de un bote y navegar alrededor de un kilómetro al muelle y de ahí andar en auto para poder moverte.

Esa mañana, mi padre había ido a la tienda, aún no había salido el sol por completo cuando él se despertó. Se puso sus botas y una cazadora color café para ir a encender el bote. Yo, era el único que estaba despierto a esas horas, ya que no podía dormir pensando en lo que haría al amanecer.

― ¿A dónde vas? ―recuerdo que le pregunté. Me encontraba sentado en el sofá con la cobija sobre todo mi cabeza.

―Es una emergencia, debo ir a la tienda y por medicina para la alergia, no voy a tardarme ―Él lo dijo para que no quisiera ir con él.

― ¿Puedes traerme Cookie Crisp?

Solo vi que él asintió y salió de la casa con mucha prisa.

Hasta ese momento, nunca lo había visto de esa manera, pero seguramente estaba ocultando algo, por eso mismo salió tan temprano y no insistió en que lo acompañará como otras ocasiones. Lo que sucedió después reveló muchas cosas, que ahora que conozco de las Piedras puedo deducir que no se trataba de ningún sueño o una alucinación.

Mi padre tardó más de lo que esperaba. Mi madre comenzó a preparar el desayuno dos horas después de que él se fuera, mi abuelo andaba por ahí trayendo leña para la chimenea y recogiendo las hojas de la entrada.

Recuerdo que me puse una chaqueta, me puse guantes y un sombrero para salir de la casa. Baje las escaleras de piedra como me fue posible hasta llegar al embarcadero. Por alguna razón creí que, si lo esperaba fuera, llegaría más rápido.

Abrí la puerta corrediza de madera y entre a la pequeña casa donde guardaban el barco. Había estanterías con herramientas y muchas cosas que no sabía lo que eran.

Debido a la oscuridad, no vi la caja de herramientas del suelo y tropecé con ella. Caí en el hueco del centro de aquel sitio y fui directo al agua.

Alcé los brazos con fuerza y solo pude tentar las vigas de madera del aparcadero. Ese fue uno de los momentos más aterradores de la vida, no podía respirar y no podía abrir los ojos, el agua estaba helada y rápidamente dejé de moverme. Comenzaron a dolerme los dedos, y empecé a atragantarme con el agua en un intento de querer respirar.

El Brillo de la Luna #2 ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora