CAPÍTULO IV: Victoria agridulce.

2.1K 312 66
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Aquella simple línea bastó para que no pudiera pegar los ojos en toda la noche

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Aquella simple línea bastó para que no pudiera pegar los ojos en toda la noche. Sentía como su corazón latía con fuerza dentro de su pecho, sus manos sudaban, y la simple idea de volver a verlo provocaba que una sensación extraña surgiera de golpe en su estómago.

No supo cuando pasó, pero el canto de las aves le indicó que un nuevo día había comenzado, y tan solo faltaban algunas horas para que pudieran volverse a ver.

Dio la espalda a la puerta y cerró los ojos. Intentó con todas sus fuerzas quedarse dormida, pero el alboroto de la planta baja se escuchaba hasta su habitación. Resignada, optó por observar al techo, un suspiro escapó de sus labios.

Quería verlo, pero el simple hecho de pensar que ahora estaba comprometido con Privai, su compañera, terminaba provocando que su corazón doliera en cierta forma.

Tocaron la puerta, Emerald se sentó con desgano y concedió el permiso, una de sus sirvientas personales traía consigo una caja aterciopelada color azul en sus brazos.

—Su majestad, la tina está lista.
—Voy enseguida —respondió con desgano mientras colocaba los pies sobre el suelo.

La sirvienta asintió luego de escucharlo, pero antes de marcharse dejó sobre la cama el pequeño paquete. Emerald se puso de pie, caminó hacia la caja y lentamente la abrió, retiró la fina tela de seda que cubría el objeto, y se dio con la sorpresa de que era la corona de su hermano.

Según los protocolos, los herederos siempre debían de usar las coronas de sus familias, pero Emerald y Diamond no eran muy apegados a esta regla. Ambos siempre se sentían incómodos cuando la traían puesta, porque aquel simple objeto marcaba más la brecha social que existía.

—No puedo creer que finalmente llegara el día.

Emerald sacó la corona de la caja y se colocó frente al espejo, se observó con atención, y no pudo evitar pensar en Diamond.

Desde que ella había tomado el lugar de su hermano, Delia había estado bajo el mandato de su madre quien era la reina interina. Pero ahora que era perfectamente capaz de adquirir las responsabilidades del reino, todos los poderes existentes y todas las decisiones importantes serían tomadas por ella. Y aunque lo odiara, aquel nuevo cargo implicaba que siempre tuviera la corona sobre su cabeza.

Diamond, el príncipe corrupto [PRONTO EN FÍSICO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora