CAPÍTULO XXXV: La libertad que siempre deseé.

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El sonido de los golpes en la puerta lo despertó, se removió con incomodidad sobre la cama, y finalmente terminó tomando asiento en el mullido colchón

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El sonido de los golpes en la puerta lo despertó, se removió con incomodidad sobre la cama, y finalmente terminó tomando asiento en el mullido colchón. De inmediato, un sobre salto se apoderó de su cuerpo, observó a los lados en busca de su hermana o de Noman, pero se hallaba solo en lo que podía reconocer era una habitación más grande del palacio en Delia.

—¿Rey Diamond? —escuchó que lo llamaban del otro lado.

Al no recibir respuesta la criada informó que entraría, Alessa, quien se veía de unos treinta años aproximadamente hizo una reverencia al darse cuenta de que él ya se encontraba despierto.

—Su majestad, perdone la intromisión, pero me pidió que lo despertara a esta hora de la mañana.

El muchacho con un gesto de la cabeza le pidió que se acercara, la criada, extrañada lo hizo, y cuando estuvo frente a él este sujetó sus brazos sin poder creer que en verdad fuera ella.

—Eres tú —le dijo y ante la sorpresa de la muchacha le propició un abrazo.

Era la primera vez desde que había vuelto a la vida que volvía a sentir de otro cuerpo humano, cuando había tomado la reliquia de Azoret logró sentir a penas un poco como su cuerpo volvía a la vida, pero nada se comparaba a lo que estaba sintiendo en ese momento.

De forma inconsciente comenzó a llorar, las lágrimas surcaban sus mejillas y los rastros calientes dejaban una sensación extraña, pero aquello se sentía tan placentero que el llanto solo se intensificó.

—¿Se encuentra bien? —titubeó ella sin saber que hacer.

—Mejor que nunca...

Hubiera deseado estar más tiempo de esa manera, pero los recuerdos de la batalla vinieron nuevamente a su mente así que frenó por completo la paz que sentía en ese instante. Recordaba haber estado hasta hace poco peleando junto a Emerald contra Noman, y luego recordaba haber sido absorbido y apartado de su gemela cuando entraron dentro de la esfera de poder, pero no había rastros de ella, o de la batalla por ningún lado.

Al ponerse de pie lo primero que hizo fue correr a la ventana y deslizar las cortinas, sus labios se entreabrieron al ver el hermoso paisaje que se vislumbraba frente a él. Era Delia, pero no la Delia que había sido consumida por las criaturas del abismo, el paisaje que observaba en ese momento era la Delia que recordaba cuando era niño.

Diamond, el príncipe corrupto [PRONTO EN FÍSICO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora