Experimentar

1.4K 127 52
                                    

(ADVERTENCIA: Contenido sexual explícito).

Por mucho que algunos juraran y volvieran a jurar, no había evidencia científica de que los afrodisíacos existieran de verdad.

Todo podía deberse a un simple efecto placebo. Un truco psicológico o bien una simple coincidencia.

Sin embargo… ante lo que tenía enfrente, Senku decidió que definitivamente había encontrado el primer afrodisíaco diez billones por ciento efectivo y científicamente probable.

Kohaku no era precisamente dulce e inocente, pero era una chica que a veces podía ser ingenua y que nunca mostró interés en el romance o bien la promiscuidad.

Y ahora estaba aferrada a su brazo, los dos solos en su laboratorio, mientras la veía temblar y sentía sus pezones endurecidos por debajo de su vestido, escuchándola susurrar en su oído que se sentía rara y quería que él la ayudará.

Todo después de comer lo que parecía ser una inocente fruta.

Senku estaba incómodo, porque no se le ocurría ninguna forma de ayudarla que no fuera…

Detuvo sus pensamientos y la ayudó a sentarse.

—Kohaku, lo que te está pasando ahora es efecto de un afrodisíaco. —La tomó por los hombros y miró con una mueca las pequeñas gotas de humedad que se habían deslizado por sus muslos—. No creí que realmente existieran, acabas de hacer un gran descubrimiento para la ciencia. —Rió emocionado, pero entonces la vio mirando su boca y se incomodó aún más—. Solo se me ocurre una forma para que se pase el efecto. Tendrás que tocarte a ti misma.

—¿Qué?... —Ladeó la cabeza, apenas pudiendo hablar entre jadeos.

—Tendrás que masturbarte —dijo directamente y sin vergüenza.

—¿Qué es eso?... —Su respuesta lo hizo irse de espaldas.

—¿Nunca te has… tocado aquí?... —Señaló el área de su vagina.

—Claro que sí. Es parte de mi cuerpo.

—Me refiero a… ¿Nunca te has tocado allí para darte placer?...

—No… —Pestañeó aturdida—. ¿Es como un truco científico?...

—No. —Normalmente se habría reído por su ingenuidad, pero ahora solo pudo ponerse más incómodo—. Escucha… te voy a enseñar a hacerlo. Luego sigues tú sola hasta que te alivies. ¿Entendido?

—Pero… no entiendo de qué hablas… —Siguió jadeando.

Él tragó saliva pesadamente.

—Tranquila. Ahora mismo te mostraré.

La hizo ponerse en pie y quitarse su vestido para que no estorbara, todo mientras no dejaba de repetirse que esto era simplemente por motivos médicos. Solo para ayudarla. Él nunca haría esto de otra forma…

Volteó a verla, y la carpa entre sus piernas se hizo innegable una vez la vio semidesnuda, con su piel brillante por el sudor, sus pechos que de alguna forma parecían incapaces de ser contenidos por el sujetador y su ropa interior completamente empapada. Todo combinado con unos ojos brillantes y lujuriosos que no dejaban de mirarlo expectantes.

Semana SenHaku 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora