Declaración de Guerra

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—¡Ya no puedes seguir así, Kohaku!

La aludida solo miró confundida a su padre, antes de darle un gran mordisco a la carne de res en su plato.

—¿Así cómo? —habló con la boca llena.

—¡Así! —La señaló con molestia—. ¡Debes conseguirte un marido!

—Ah, eso. —Siguió comiendo despreocupadamente.

—¡Presta atención, jovencita! Ya me tienes harto con tu falta de marido, ¡y también con tu falta de educación! ¡Eres la segunda princesa de este reino, actúa como tal!

—Soy más un príncipe que una princesa, ya me lo dicen mucho. —Encogió los hombros—. Y como príncipe actuó muy bien, porque te he ayudado a ganar muchas guerras. Pero como soy una princesa tienes que molestarme con un marido y con los modales, ¿eh?

—Te trataría igual si fueras hombre, todos los miembros de la familia real deben tener distinción, elegancia y un legado asegurado. —Infló el pecho con orgullo—. Y ya es hora de que abandones los campos de batalla, acabarás quedándote sin la capacidad de engendrar herederos.

—¿Por qué tienes que molestarme tanto? ¡Ruri-nee ya se casó, y ya tiene un hijo! ¡¿Acaso eso ya no asegura un futuro para el reino?!

—Quiero lo mejor para mis dos hijas. Ya no me discutas, te retiraras de los campos de batalla y te dedicaras a buscar un marido. He dicho.

—Pero…

—¡He dicho, Kohaku!

—Bien. —Se cruzó de brazos con molestia—. Pero entonces ¿qué se supone que voy a hacer? ¡No me pondrás a tomar té y hacer bordados todo el día como mi hermana!

—Bien, has demostrado gran destreza no solo como guerrera, sino como estratega, y pienso reconocértelo. —Ella sonrió esperanzada—. Te conseguiré un consejero que también actuara como tu maestro en el arte de la guerra, para instruirse de todos los conocimientos que te falten, así podrás participar en el Senado y en mis decisiones finales.

—Supongo que es mejor eso a nada. —Sonrió resignada—. Muy bien, aceptó al consejero.

—Y aparte. —Sonrió victorioso—. Será el encargado de buscarte marido.

—¡¿QUÉ?! ¡Entonces olvídalo, ya no lo quiero!

—Ya aceptaste, está hecho.

—¡Pero…!

—¡Está hecho, Kohaku!

Ella no pudo quejarse y no le quedó de otra que esperar al estúpido consejero al día siguiente para desayunar juntos.

Se sorprendió al ver un tipo joven sentarse frente a ella. Parecía de su edad.

—¿Tú eres Ishigami Byakuya?...

—No, hubo un error ahí. Soy Ishigami Senku, su hijo. Mi padre solo me recomendó para el trabajo.

—Ya veo. —Ladeó la cabeza—. ¿Tú eres el experto en el arte de la guerra?

—Soy experto en muchas cosas, mi princesa. —Rascó su oído con molestia—. Pero no en buscarle marido a la realeza, en eso el rey me tomó por sorpresa.

—Mi padre es un fastidio. —Bufó—. No tienes porque hacer eso, de todos modos rechazaré a todos porque no me quiero casar por imposición.

—Qué considerada, pero dijo que si no le conseguía marido al final de este año me desterraría. —Sonrió secamente.

—¡¿Qué?! —Se quedó con la boca abierta, antes de llevar su mano a su frente—. Maldito sea… Lo siento por eso, Senku, parece que te queda poco tiempo aquí. —Encogió los hombros—. No voy a casarme con nadie que tú o mi padre me impongan.

—Pues le declaró formalmente la guerra, mi princesa. —Sonrió de forma casi malvada, dejándola con la boca abierta—. No voy a permitirle arruinar mi intachable reputación, usted acabará este año felizmente casada.

—Inténtalo. —Lo miró mal—. Ahora que te portas así, ¡menos que menos pienso casarme!

—Será un desafío interesante. —Rió entre dientes—. Veremos quién gana al final.

—Ve preparando una choza en las afueras del reino. —Tomó su plato y se levantó furiosa, dispuesta a desayunar en otro sitio lejos del patán.

—Y usted vaya preparando un vestido de novia, aunque estoy seguro de que cualquiera se le vería bien, ya que incluso una armadura no desprestigia su belleza. —Comió tranquilamente de su plato.

Ella se estremeció, mirándolo de forma aún peor, aunque sintiendo el rostro ligeramente enrojecido.

Nunca nadie le dijo que se veía bella incluso con la armadura puesta…

Bufó y se marchó de allí, ignorando su irritante risa.

Más que un consejero se había ganado un enemigo. ¡Pero no le dejaría fácil derrotarla! ¡Pagaría por la osadía de declararle abiertamente la guerra!

Jamás se casaría por imposición de nadie, mucho menos de ese consejero joven y guapo, que perdía todas sus cualidades por su arrogancia.

Pronto encontraría una excusa para deshacerse de él y sería su turno de reír.

Ese idiota se metió con la princesa equivocada.

Fin.

¿O no?

No prometo nada xD

Probablemente no :v

Aquí otro fic para la Semana SenHaku!

Tema: Época medieval!

Ojalá que les haya gustado! nwn

Me despido!

CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaa!

Semana SenHaku 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora