Último Sueño

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Senku entró a su habitación arrastrando los pies.

Se sentó en su cama y miró al reloj sobre su escritorio.

Eran las 00:00 a.m.

Finalmente ese día de mierda se había acabado.

Debería estar feliz. Su padre estaba en el espacio, cumpliendo su sueño, un fenómeno científico súper interesante como golondrinas petrificadas lo entretuvo todo el día, y aún así al llegar a casa no pudo evitar sentirse solo.

Extrañaba a su padre. Nunca lo admitiría en voz alta, pero estaba muy ansioso por verlo volver y hablar sobre todo lo que ambos habían investigado en su puesto de ramen favorito.

Quizás mañana debería aceptar que lo llamara…

Mmm… nah.

Ambos tenían cosas que hacer. Además ya habría mucho tiempo para cuando volviera del espacio. Seguramente no dejaría de ahogarlo con afecto, ese viejo pesado.

Bostezó y se recostó en la cama.

Mañana volvería a experimentar con las golondrinas y estaba diez billones por ciento seguro de que encontraría algo interesante.

Se durmió rápidamente, y se despertó temprano a la mañana siguiente, dispuesto a ir a la escuela... hasta que se dio cuenta de que había unos delgados brazos envueltos alrededor de su cuerpo.

Se sentó de golpe, a lo que la mujer rubia a su lado gruñó algo incomprensible y se dio la vuelta antes de que pudiera verla bien, aunque si se dio cuenta de que estaba desnuda, igual que él. ¡¿Pero qué mierda hacía esa mujer en su casa?!

De hecho…

Miró a su alrededor, dándose cuenta de que en realidad ese no era su departamento. Tampoco era un edificio ni nada, aparentemente. Parecía ser una casa normal.

"¿Pero qué rayos?"

¿Acaso lo habían secuestrado mientras dormía? ¿Lo drogaron y de paso una mujer lo vio atractivo y decidió aprovecharse de él?

Se levantó lentamente, intentando no despertar a su secuestradora y violadora, buscando ropa y algo para defenderse de ser necesario.

Abrió un armario y encontró ropa de su talla, ropa de muy buen gusto y visiblemente cara. Se vistió apresuradamente y fue a comprobar qué había detrás de las tres puertas que habían en esa habitación.

La primera llevaba a un largo pasillo. ¿Habría vigilancia? La segunda puerta llevaba a un armario más grande con ropa de mujer y la tercera llevaba a un baño bastante amplio. Había una navaja de afeitar en uno de los estantes.

Entró sin dudarlo, tomando la navaja aunque probablemente no podría hacer mucho con eso pero era mejor que nada.

—¿Senku? —La voz femenina desde la alcoba lo hizo tensarse.

¿Estaría armada? ¿Habría más gente con ella?

Tragó saliva.

Había una ventana en el baño, pero estaba demasiado lejos del suelo y dudaba llegar de un salto.

Caminó un poco para acercarse a la ventana, pero entonces vio su reflejo en el espejo y se congeló.

Semana SenHaku 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora