Mi futura viuda 5

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Después de capturar a sus enemigos, Ryusui volvió a tomar rumbo a la isla de la que salieron para comprar vendas y medicamentos, y dejar a los capturados en manos de la cruel ley de los piratas. Muchos de los piratas de la isla tenían motivos para querer vengarse de esos esclavistas. Ryusui estaba seguro de que pagarían sus crímenes allí, y siempre prefería que fueran otros los que se ensuciaran las manos con las escorias que no merecían vivir.

Francois trató las heridas de Senku otra vez con los nuevos recursos que compraron, siempre acompañada de Kohaku que parecía indispuesta a estar lejos de Senku por mucho tiempo, estando en el pasillo cuando no estaba en la habitación con él.

—¿Preocupada por tu futuro difunto esposo? —Ryusui se le acercó mientras esperaba en el pasillo, afuera de la habitación de Senku.

—No digas eso ni en broma, él está realmente mal. —Le frunció el ceño.

—Lo decía por tus aclamaciones de querer convertirte en su viuda. —Encogió los hombros, con una sonrisa despreocupada—. Creo que arruinaste tu oportunidad. De no ser por ti lo habrían matado.

—No digas eso... —Apartó la mirada, sintiéndose fatal.

De repente ya no veía con buenos ojos todas las amenazas de muerte que le había hecho. Ese idiota casi dejó que lo mataran de verdad... No quería ni pensar en lo que hubiera pasado si no llegaba a tiempo para salvarlo.

—Sabes... Creo que deberías entrar y hablar con él. —Le sonrió de forma comprensiva que no habría esperado del supuesto capitán más avaro de esta generación—. Siempre hubo muchas cosas que me preguntaba sobre Senku, y tú eres la respuesta a esas preguntas.

—¿Preguntas?...

—Siempre me llamó la atención... su melancolía. —Sonrió con ojos distantes—. Nos dijo que no tenía padres ni familia de sangre, así que pensé que no había dejado a nadie atrás. Yo no lograba entender porqué siempre miraba con nostalgia hacia el oeste, ni porque siempre guardaba la mayor parte de su dinero en vez de gastarla como la mayoría. Y no todo era crimen, ¿sabes? A veces salvamos pueblos de nuestros enemigos, y he visto a mujeres derretirse de amor por el científico que logró salvar a su gente. —Kohaku arrugó el gesto profundamente—. Y él siempre fue tan frío y cortante con ellas que empezábamos a teorizar que tenía gustos más masculinos. —Rió, mientras que Kohaku relajó el rostro—. Aunque tenemos algunos de esos en la tripulación y tampoco les hacía caso. Creí que su único amor era la ciencia, pero puedo ver que ese no es el caso. Él siempre tuvo su corazón bien guardado junto con sus tesoros, y todo eso siempre fue para ti. —Kohaku se mantuvo en silencio, con la cabeza gacha, y Ryusui siguió hablando—. Y veo que es mutuo, ¿o no, comandante?

Ella volteó a verlo con los ojos muy abiertos, con una mezcla tan grande de sentimientos que no supo qué responder por un largo rato.

—N-no... —dijo finalmente, dudosa—. No —repitió con más seguridad—. No lo entiendes, capitán. Él me abandonó. —Lo miró con ojos feroces—. Me dejó después de jurarme amor, de jurarme que volvería. Me dejó con el corazón roto y una deuda gigantesca. Y después de tanto tiempo de creer que murió, de creerme viuda, de llorar y llorar su supuesta muerte, me entero que está divirtiéndose con sus amigos, cometiendo crímenes en todas las rutas marítimas. —Sonrió con los dientes apretados, mirándolo con desprecio—. Incluso sí me quedara un poco de amor en los fragmentos que quedaron de mi corazón, créeme que mi odio hacia él es mucho mayor.

Ryusui cruzó los brazos, con una mirada sombría en su rostro, y justo cuando Kohaku pensaba irse a ver si Francois necesitaba ayuda, él habló otra vez:

—¿Exactamente cómo crees que fueron las cosas, señora comandante? —Ella lo miró confundida—. ¿Crees que Senku y yo nos encontramos en la isla Okane, decidimos escaparnos de nuestras vidas y dedicarnos a la piratería, viviendo de fiesta en fiesta?

Semana SenHaku 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora