Chapter O3

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-¡Malik! ¡Estoy cien por ciento segura que fumar en clases es algo que va contra las reglas de este establecimiento! -Volteo, así como todo el mundo, y miro a Zayn con una pequeña sonrisa.

Mi moreno amigo tiene en su boca un cigarrillo a medio fumar y en su mano derecha un pincel manchado en pintura roja. Sus ojos están medio cerrados debido a su mirada fulminante, y su cuerpo se mantiene tenso en su postura de enojo.

Zayn saca el cigarrillo de su boca aún con el cuerpo tenso demostrando su enojo, y lo arroja con fuerza al suelo para pisarlo, luego simplemente toma su mochila y la cuelga en su hombro para tomar el block con su mano libre. Él no ha soltado el pincel.

Me permito reír en voz baja cuando le arroja el block de dibujo a la profesora y sale del lugar aún con el pincel.

Susurro. -Tres... Dos... Uno...

Entonces el pincel vuela desde el corredor hasta la ventana, sin llegar a romper, pero sí dejando una pequeña trizadura manchada de rojo. Es como un corte. Y la trizada, como las venas.

¿La sangre pesa?

El pensamiento me asusta, y miro mi block con la esperanza de olvidarlo. Pero no lo logro.

Los demonios me atacan cuando llega la tarde. Estoy teniendo una respiración un poco errática y mi corazón va demasiado rápido y llega a doler. Debí haber hecho abdominales en lugar de salir a correr.

Mi cabeza está pesada al momento que salgo de la ducha, y apenas logro vestirme con el mareo sobre mí. Estoy fatal, pero más delgada.

Si duele es porque funciona.

La frase me ataca desprevenida y recuerdo mi infancia, cuando todo era feliz e inocente y la oscuridad de las personas era sólo un cuento de terror. En medio de todo eso sale mi entrenador de la primaria, aquel hombre que me hacía correr hasta que mi garganta estaba seca, y me hacía estirarme como si fuese un tallarín.

Si duele es porque funciona.

Marie llega pasada las diez, y tomo mis audífonos y mi teléfono mientras reproduzco One women, One man de Magic. Cierro los ojos y la escucho en lo lejano abrir mi puerta.

-¿Sky, estas despierta? -No me muevo, y tranquilizo mi corazón tanto como puedo antes de seguir respirando.

Ella se va luego de veintisiete segundos.

Una mujer, un hombre. Una pareja, una relación. Es lo que todos quieren, lo que todos guardan en sus corazones. Todos, menos yo.

Finalizada la nota rápida en mi teléfono me derivó a dormir.

-Maldíta sea, basta... No lo haré, entiende... Comer de noche empeora las cosas... -Me quejo mirando las luces verdes fosforescentes de mi despertador.

Son las cinco y doce de la mañana, pero no puedo dormir. Los dolores no me dejan hacerlo. Es común, entre nosotras, esto. Dolor abdominal que supera el menstrual. Es tan horrible, que no te deja dormir, y tan anormal que no puedes tomar nada.

Mi estómago se retuerce exigiendo la comida que no voy a darle, y empeora cuando toco la pequeña bolsa un poco más abajo. Perfecto. Mi periodo es lo que menos necesito en este momento.

Saco la cuenta de la última vez que me había pasado, y descubro con asombro que hacía dos meses no había llegado. Es extraño, pero es mejor. Sin ella sufro menos.

Son las seis y cuarto cuando camino perezosa a la ducha. Marie aún no despierta, y una ducha suena bien, aunque afuera aún no amanece.

El agua cae tibia y relajante por mi cuello y espalda, el agua siempre ha logrado sacar todas las preocupaciones de mi mente. Mi ducha es rápida y tibia, antes de que salga apresurada al sentir el sonido del despertador de Marie.

-Hey, cariño. -Ella me saluda confundida cuando yo corro a la habitación. -¿Skylar, estás bien?

-Sí -Digo desde el otro lado, con respiración agitada y el corazón en la boca.

-Uh... Bien -Ella murmura antes de irse.

Me visto rápido y salgo con el cabello mojado hacia la cocina. Tomo con prisa la leche y vierto con rapidez en un pequeño bowl. Tomo una pequeña cantidad de cereales y los vierto encima. Con una pequeña cuchara saco dos hojuelas de Cheerios y los meto en mi boca.

-¿Ya no me esperas a desayunar? -Marie sonríe al entrar a la cocina.

-Tenía hambre -Respondo antes de tirar todo disimuladamente a la basura y lavar el bowl.

-¿Estás ocupada esta semana? -Ella pregunta calentando la cafetera.

-Uh... Creo que no, ¿por qué? -Pregunto a cambio.

-Tengo este viernes libre, así que estaba pensando en que podríamos ir al cine y luego por pizza -La sola mención de la comida me hace querer devolver la cucharada de cereal.

Ir al cine con Marie es comer palomitas, gaseosas, chocolates y papas entre las dos horas de la función. Y comer pizza al final solo hace que mi estómago se aprete con fuerza al pensar en todas calorías que podía tragar en una sola noche.

-Bueno... Tendría que pensarlo -Murmuro.

-¿Pensarlo? ¿Por qué? -Ella pregunta confundida.

-Hoy es martes, mañana tengo examen de literatura y el jueves tengo un trabajo de geografía -Respondo.

-Pero tienes el viernes libre -Ella dice sonriendo.

-Uh... No -Murmuro nerviosa -Tengo, tengo clase.

-Eso ya lo sé, tontita, también fui a la secundaria.

-Tengo clase con Liam -Digo rápidamente -El... Chico nuevo.

Marie me da esa sonrisa torcida y forzada mientras me examina. No, no, no... Dios por favor que..

-¿Chico nuevo? ¿A mitad de noviembre? -Ella sonríe abiertamente -¡No te creo! ¡Te gusta!

Ella comienza su tonto baile de la victoria y yo entorno nos ojos con frustración. Nadie podrá sacarla de esa tonta idea. Salgo de la cocina y voy al baño a secar mi cabello.

El secador hace suficiente ruido para espantar mis demonios por un tiempo, y me dedico a pasar mis manos por el cabello oscuro con la esperanza de arreglarlo un poco. El liso artificial se ve bien mientras miro mi cara con confusión.

Wow, aparte de gorda también tienes pelo en toda la cara... ¡Que lindo! ¡Ahora serás una lindo desastre de la naturaleza!

Los demonios se ríen de mí y yo solo me dedico a pensar qué ha pasado conmigo. Utilizo una leve capa de maquillaje para ocultarlo. Es fino y se ve sólo de cerca, pero mi piel es pálida, y el maquillaje le da algo más de vida a mis frías mejillas.

Tienes temperatura fría, te estás volviendo una princesa de hielo.

Salgo del baño sin encontrar a Marie en la casa. Ella ya se ha ido. Así que tomo un pequeño paquete de dos mandarinas y mis habituales botellas de agua antes de salir de casa.

Al llegar al autobús me dejo suspirar, ha empezado otro tormentoso día...

Ana || Liam Payne ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora