Suelto un pequeño gemido cuando logro tomar mis pies. Liam ha salido hace una hora, y he pasado desde ese momento ejercitando todo lo que puedo.
Descubrí, por medio de la computadora que Liam me dijo que podía usar, que para volver al equipo siendo ligera como una pluma, tengo que elongar con mayor frecuencia, y seguir una dieta estricta.
Y no he parado desde ese momento.
Llevo dos semanas viviendo con Liam, y a pesar de que sea simpático, trabaja mucho. Al menos siete horas por día, y toma tres comidas grandes, junto con dos meriendas. Esto es los fines de semana. El resto, la pasa en la escuela, y me lleva con él.
Pero no nos hablamos.
No comprendo esa extraña relación, bajamos siempre a una calle del establecimiento, y luego me deja a mí merced antes de irse murmurando un lo siento.
Desde el accidente de Zayn, nadie me ha molestando, pero los murmullos han aumentado considerablemente. La gran mayoría afirmando que Zayn ya ha muerto, y eso es lo que más me aterra. Que no despierte.
-¿Hay motivos para no sonreír? -Ander me recibe con un té y leche fuera de la escuela. -Yo invito.
Le agradezco, y tomo un trago de mi bebida caliente, mientras el frío viento de invierno viene sobre nosotros.
-Zayn no ha despertado.
Él asiente.
-Cuando yo tenía doce años tenía un amigo. -Él me relata. -Su nombre era Koda, y tenía ocho años más que yo. Era mi cumpleaños, el trece, cuando Koda dejó de ir a mi casa. Al principio me preocupé, y lo busque por muchos días, hasta que luego de dos meses su madre me encontró en un parque... Koda estaba en estado crítico. Lo habían golpeado, y le quebraron cien huesos, aunque no lo creas. Me costó seis años en hacerlo despertar.
-¿Seis años? -Murmuro asombrada. -¿Cómo lo despertaste?
-Iba cada día -Asegura con una sonrisa ladeada. -despues de la escuela, estudiaba con él, aunque no respondía, y había veces donde me sentía sólo, pero sabía que Koda podía oírme. Despertó tres días antes que me fuera a la universidad, y lo primero que hizo fue darme las gracias, porque yo era el único que le hablaba. Su familia lo dejó luego de dos años, y trataron de desconectarlo, pero lo impedí. Koda tiene un retraso para hablar, y apenas puede caminar al baño solo, pero Koda vive. No pierdas la esperanza, porque siempre hay un milagro disponible.
Alejo el recuerdo de Ander de mi mente, y me detengo cuando mis articulaciones queman con el esfuerzo.
Tomo un poco de agua, no mucha, y me pongo de pie.
Liam no está, entonces me dedico a explorar entre sus cosas, a pesar de que me dijo que no lo hiciera.
En su estudio, la única habitación con una puerta de verdad, hay una enorme roca a medio romper, y hay un enorme lienzo en la parte del fondo. Pero a pesar de eso, logró ver las hojas sobresalientes de los cuadernos de dibujo que hay sobre un escritorio.
Al abrirlo, me espanto.
Hay un árbol, de ramas largas y secas, con pocas hojas, el cual tiene una cuerda atada de una de sus ramas gruesas; de la cuerda cuelga una chica, hermosa, perfecta. Se ve delgada y bonita, pero esta muerta, colgada, ahorcada.
No lo comprendo. Su cuerpo se ve liviano, colgando con el viento que sopla en el cuadro, pero esta muerta. Se ha suicidado. ¿Por qué? Ella lo había alcanzado, era perfecta y maravillosamente delgada.
-Te dije que no entraras aquí.
La voz de Liam me hace soltar el cuaderno. ¿No había ido a clases? El estruendo del cuaderno levanta un poco de polvo, este lugar esta horriblemente sucio.
-¿Por qué estas viendo eso?
Liam esta de pie en el umbral de la puerta de color verde. Lleva un jeans azul oscuro, y una camiseta negra, a pesar del frío no lleva chaqueta. Sólo su mirada enfurecida y curiosa.
-Estaba aburrida. -Murmuro.
-No quiero que entres aquí, Skylar. Es por tu bien.
Recojo en cuaderno, sintiendo mis rodillas hacer un ruido espantoso, mientras busco la página del árbol.
-¿Por qué se suicidó? -Murmuro mostrando el dibujo.
Liam lo mira con cierta tristeza.
-Por el mismo motivo que te acogí en mi casa. Ahora largo.
Sus ojos tristes hacen que voltee en dirección a la puerta, y me voy directamente a la cama. Estoy cansada, pero perfecta. Con el ritmo al que voy, y la cantidad de agua que llevo, lo voy a lograr.
Cuando estoy cómoda, lo suficiente como para dormir una siesta, descubro que mi cansancio es menor que mi curiosidad por saber más de Liam y lo que hace para mantenerme alejada de su estudio.
La imagen de la chica en el árbol vuelve a mí, junto con el primer cuadro que había visto de él: el cabello de las chicas era el mismo. Y si comparo la estatua de ese museo con la forma de las manos en el arbol, me atrevería a confesar que son similares.
Los mismos rasgos. Los mismos temas.
Le resto importancia luego de un rato, cuando mis músculos comienzan a punzar y mi estómago hace un ruido. Cierro los ojos y me derivo al mar de sueños que mi cuerpo necesita.
•••••
-¿Estás ocupada luego de clases? -Liam murmura cuando estamos en su auto.
-Uh, no. -Murmuro. -Creo que no.
-¿Puedes hacer algo por mi?
Me detengo a mirar su rostro concentrado en el pavimento congelado, y lo veo mirar de reojo hasta mi lugar.
-¿Qué necesitas?
-Ayer rompí un punzón, y era el último que tenía. Necesito uno nuevo, pero debo avanzar con la escultura un poco más. Al menos limarla un poco o algo de brillo... Necesito que consigas uno nuevo.
-¿Qué es un punzón? -Murmuro a cambio confundida.
-Esa cosa con punta con la que golpeo la piedra. Tiene esa forma de clavo egipcio.
-¿y dónde consigo uno?
-En una ferretería.
Su auto se detiene a una calle de la escuela. Como siempre. Y sólo asiento antes de bajar y que él siga su camino.
Justo en el momento que comienzo a caminar el agua comienza a caer con rapidez en una lluvia ligera y tonta.
Tengo que impresión que será un largo día.
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→ Maratón: 1/3
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Ana || Liam Payne ||
FanfictionLas palabras lastiman, pero ¿Hasta qué punto pueden hacerlo? -¿Por qué todos te llaman Ana si ese no es tu nombre? -Porque todos creen que tengo anorexia -¿Y por qué les crees? -¿Y por qué tu no? ••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• Historia...