Ana || Liam Payne ||

Chapter O4

Entro siendo, nuevamente, el centro de atención de todos. Los murmullos se hacen presentes y me siento horrible al no escucharlos del todo.

-Estoy seguro, ella está más delgada -Escucho de un grupo de chicos. Sonrío para mis adentros y los demonios me apaluden y me ovacionan por mi logro.

¿Ves que no comer por dos semanas da resultados?

Trago agua gustosamente en mi casillero. Parece como si el tormento no me siguiera hoy, y decido poner mi atención centrada en mi cita de estudios con Liam, aunque él no lo sepa.

Literatura me alcanza rápido para el tercer bloque de clases, la escuela ha avanzado rápido y no he visto a Trish en todo el día, cosa que realmente me alegra.

Me tomo un segundo a mitad de la escalera , lo horrible de los martes es la enorme cantidad de corredores y escaleras que debo seguir para ir a mis clases, y tomo mi mochila para buscar algo inexistente y pasar desapercibida.

Nadie nota mi extraña apariencia, o mi agitada respiración cuando pasa por mi lado, así que cuando me calmo sigo el otro par de escaleras hasta mi clase favorita.

Entro cuando hay pocos alumnos dentro, y llego a mi lugar dejando pesadamente mi mochila y luego mi cuerpo. Me tomo mis minutos para recuperarme, otra vez.

El agua me ayuda a calmar mi sed, y de paso como discretamente dos pequeñas toronjas de mandarina, terminando así la primera. Decido organizar mis apuntes y lápices antes de que de Liam entra y se posiciona a mi lado.

-Hey -Él saluda con una sonrisa.

-Hola -Murmuro apenas encontrando mi voz.

No logro encontrar el momento para cambiar más palabras con el. Es como si la profesora Crevill se hubiera empeñado a que hoy debe ser el día donde más materia debe pasar.

Las campanas timbran y Liam se va mucho antes que logre tomar mis cosas, y decido que podría tardar un poco más en llegar a la cafetería hoy.

Ander me recibe con un té acompañado de leche, él me habla sobre el clima -Peor cada día -Y establece que este podría ser el invierno más frío. Eso sería hermoso, la cantidad de ropa que puedo usar serviría para esconder mi grasa de todos los demás. Y si la primavera tarda, entonces menos ropa me deberé obligar a sacar.

Camino suavemente hasta la cafetería, una vez que termino mi té, claro, y me establezco con suavidad en mi mesa, me dedico a escribir los versos para literatura, y como apenas una toronja antes que alguien me vea.

Trish me sorprende demasiado rápido cuando como la pequeña cantidad de varitas felices.

Su sonrisa me recuerda al gato de Alicia en el país de las maravillas, es esa sonrisa abierta, burlesca y malvada. Sé que ella esconde algo bueno, pero no puedo encontrar la bondad en alguna parte de su ser, o sus ojos.

Sus caderas se mueven suaves y provocadoras, y llama la atención de todos en el lugar. Toda la cafetería se detiene cuando ella se sienta en frente de mí, trayendo consigo una bandeja cargada de comida.

Sé fuerte. Fuerte. Tú eres fuerte. Eres una princesa. Eres una hermosa y delgada princesa de hielo.

El olor de las patatas fritas llenan mis fosas nasales y no tardo en tener una respiración agitada. Ella sigue sonriendo mientras que yo me estoy quemando interiormente.