Cartas y virus

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Disclaimer: Naruto no me pertenece, tanto sus personajes como lugares ambientales pertenecen a Masashi Kishimoto

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Disclaimer: Naruto no me pertenece, tanto sus personajes como lugares ambientales pertenecen a Masashi Kishimoto

Capítulo 5

Cartas y virus

Mi respiración estaba muy pausada, demasiado, y eso fue lo que me despertó, no sentí la luz del sol picarme los ojos como cada día, pero los abrí despacio, mi visión estaba completamente borrosa, cada uno de mis cinco sentidos estaba despertando de manera muy lenta y tardía, escuchaba con poca claridad el sonido de las aves cantando en algún lugar, mi boca estaba completamente seca y mi cuerpo estaba anormalmente pesado. Comencé a sentir pinchazos en la cabeza. Me quejé.

—Buen día, princesa—una voz jovial femenina me saludó. Intenté levantarme, pero para mi cuerpo una tarea tan fácil le pareció imposible, abrí mis ojos tanto como pude—No intentes moverte mucho, al parecer has pescado un resfriado.

—¿Qué? —respondí con un hilo de voz, mi garganta comenzó a dolerme demasiado, como si hubiera comido espinas y estas se encontrarán incrustadas de manera dolorosa en mi tráquea—. Pero... ¿cómo?

—Ha sido mi culpa—una voz grave y pausada habló. Le reconocí de inmediato, sólo él podía tener pereza hasta en su voz—. Yo la llevé a los jardines ayer, no creí que fuera a enfermarse sólo por eso.

—Debes tener en cuenta que ella no está acostumbrada a estos climas, Shikamaru.

—Quizá fue por el viaje, debe ser eso—comenté tratando de darle menos importancia al asunto.

—No, no creo que sea eso—Shikamaru se veía consternado.

Giré mi cabeza como pude a pesar del dolor que me paralizaba el cuerpo. Estaba en mi habitación, las cortinas estaban cerradas, la luz de las velas en el lugar iluminaba gran parte de mi habitación. Logré ver cuarto rostros conocidos, la reina estaba sentada en mi cama, tenía su mano sobre la mía y una pequeña toalla que presionaba con su otra mano sobre mi cabeza, el rey acababa de llegar pues estaba cerca de la puerta, a los pies de la cama, Shikamaru y mi hermano Gaara me veían con extrema curiosidad. Como si fuera un fenómeno de circo.

—No me miren así—gruñí con voz ronca—. No es la primera vez que ven a un enfermo.

—No es eso hermana—lo miré extrañada—. Es tu piel.

—¿Qué tiene mi piel? —gemí

—Está muy pálida, cariño—ella me miró y volvió a presionar la toalla en mi frente—Demasiado pálida. Los médicos ya vienen en camino.

—¿Es algún tipo de alergia? —Shikamaru se acercó a la cama y me inspeccionó a detalle—. Este color no es normal.

—No lo sabemos, pero es muy probable que sea esa enfermedad que está azotando a Konoha

En espera de las nubes blancasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora