Descubrimientos

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Capítulo 8

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Capítulo 8

Descubrimientos

Han pasado sólo tres días desde que el Rey y su hijo se fueron del reino. Las lluvias continuaban sin dar tregua, con la llegada del alba la tormenta se hacía presente de manera fuerte y copiosa, pasado el mediodía daba un poco de tregua, los nubarrones descansaban acampándose a sus anchas en las montañas, ocultándolas entre sus sombras, cuando caía el crepúsculo comenzaba el espectáculo de luces en el cielo anunciando una madrugada más con tormenta. Aunque no era temporada de lluvia aún los cultivos de las tierras en Konoha estaban acostumbrados a esto, por ello los sistemas de riego eran bastante estructurados para que los cultivos no perecieran. Este día no fue la excepción. La lluvia caía de manera tranquila, pero seguida y la oscuridad junto con el viento estaban en cada esquina del castillo invadiéndolo, haciendo que el ambiente se volviera tétrico y un poco lúgubre. No he podido salir, me la he pasado paseando, deambulando de mi habitación a las bibliotecas y de regreso.

Ino y Sakura se han convertido en mi sombra, van detrás de mí como perritos. Me caen bien, aunque tienen sus momentos de intensidad cuando de temas sobre chicos y faldas se refiere, pero he aprendido a lidiar con ello, sólo con callar y asentir es suficiente para ellas, les encanta hablar. He comenzado a compartir mis clases de piano, canto y baile con ellas, son un caso perdido, pero lo intentan, quizá algún día y con mucha práctica, sobre todo en el ámbito musical, podrán entretener a sus invitados cuando tengan fiestas en sus respectivos palacios.

La Reina no se encontraba con nosotras, había salido por unos cargos diplomáticos con el Duque Minato y al parecer les llevaría unos días, no nos dijo el motivo, aunque parecía serio el asunto y sumándole al clima que ha dejado los caminos enlodados su viaje sería pesado. Dejaron una cantidad considerable de soldados custodiando cada puerta y ventana pues la reunión era oficial ya que el Emperador de los Cinco Grandes Reinos citaba a una junta urgente y a falta del Rey acudieron la Reina y su consejero principal. Estaba consternada pues las tres naciones estábamos en relativa paz.

¿A qué se debía esa reunión con tanta urgencia?

Estaba caminando por el pasillo, esta tarde iba a encontrarme con Ino y Sakura después de la comida para arreglar varios asuntos con respecto a la boda. A decir verdad, no estaba muy emocionada con el tema, aun no las conocía del todo en cuestiones de lujos y gustos, éramos polos opuestos en ello y no habían ganado mi confianza, aunque tampoco eran malas personas, en si eran muy ruidosas, pero nada más.

Me detuve cuando llegué a un pasillo con enormes ventanales, una de ellas estaba abierta así que me animé a salir para tomar un poco de aire fresco, me recargué en la baranda. La brisa me dio de lleno en la cara, cerré los ojos y disfruté de su frescura y humedad. El frío hizo que se me erizara la piel. Me encantaba, me cuesta admitir que no extraño el calor de Suna.

Recargada como estaba miré hacia abajo, contemplé la vista hacia los jardines laterales. Hacia no muchos años había escuchado a mi madre decir "No hay nada como un jardín de Konoha" y sí que tenía razón. Este jardín era llamado el "Velo de novia" un nombre muy apropiado a mi parecer. Era un jardín ovalado que conectaba con otra parte del palacio, a su alrededor había una gran cantidad de diversas flores plantados adornando las paredes, en el centro se había construido una hermosa fuente ornamental de cantera blanca diseñada específicamente para este entorno. Rosales, azahar, margaritas, dalias, crisantemos y arbustos de mirto se encontraban ubicados en los laterales y alrededores de la fuente, todas ellas blancas, dándole el sentido al nombre.

En espera de las nubes blancasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora