Chapter Ten

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Dedicado a JimeRoldanM
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You got me in chains,
you got me in chains for your love
But, I wouldn't change, no
I wouldn't change this love
Tryin'a break the chains but
the chains only break me
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Desde luego, el universo siempre le guarda las mejores para el final.

—¿Qué... qué haces aquí? —pregunta sorprendido dejando la botella sobre la pequeña mesita.

¿Y por qué es de madrugada, están en un país en guerra y él está así de guapo mientras Harry va en pijama y tiene el pelo hecho un desastre?

¡Qué injusto, maldita sea!

—Amor, no tienes derecho a preguntar si apareces descalzo y en pijama.

Louis le hace un mohín a la vez que Harry se cruza de brazos. Sonríe satisfecho. Es un imbécil.

—¿Qué haces aquí? —repite, en parte porque tiene curiosidad, pero, sobre todo, porque necesita que empiece a tomarlo en serio urgentemente.

Louis lo observa de arriba abajo lleno de descaro y una dosis inimaginable de arrogancia.

—Estaba saboreando el momento —responde con una sonrisa increíblemente satisfecha.

—¿Saboreando el momento? —dice confuso, convirtiendo sus palabras en una pregunta.

¿A qué se refiere?

—La noche es cálida —continúa ceremonioso—, mi cerveza está helada, soy la persona más inteligente en cien kilómetros a la redonda...

—Eso dice muy poco de esos cien kilómetros —lo interrumpe insolente, soltando una sonrisilla, encantado con su propia broma.

—Las personas citan lo que digo
—sentencia inclinándose hacia delante y apreciando esta vez, su reacción.

Luce la sonrisa más presuntuosa, satisfecha e impertinente que ha visto en todos los días de su vida.

—¿Qué? —inquiere con la voz ahogada.

¡No puede creer que se haya enterado! Tiene que ser una pesadilla.

—Luke estaba impresionado por lo que le habías dicho esta mañana y me lo contó. Ya te imagino con los ojos vidriosos y aleteando las pestañas mientras pensabas en mí.

Le tira lo primero que ve, un pequeño cenicero de plástico. Louis se cubre con el antebrazo. Le da, pero no le hace daño.

—Eres un maldito odioso —sisea Harry girando sobre sus pies. No piensa quedarse a ver cómo se ríe otra vez de él.

Sin dudarlo, estira su perfecto cuerpo, le agarra de la muñeca y en un fluido
movimiento lo sienta a horcajadas sobre él. Milagrosamente contiene un suspiro. Es lo mismo que hizo en el camión justo antes de besarlo. ¿Va a besarlo otra vez? Desde luego se apunta a eso.

—No te enfades, amor —le pide con su espectacular voz hecha fantasía imposible de ignorar para Harry—. No podía dormir.

Louis clava sus ojos en los suyos y otra vez esa mirada es la culpable de todo lo que despierta en su cuerpo. Le pertenece y ni siquiera sabe cómo ha pasado.

—Me siento culpable —se sincera Louis acariciando con suavidad la herida de su frente con los dedos, siguiendo el movimiento con sus increíbles ojos azules.

—¿Por qué?

Algo dentro de Harry le grita que no se refiere a su herida o a haberle llevado a la incursión.

Las noches en las que el cielo era de color naranja (L.S)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora