8. Un día antes de la masacre

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     Era un día antes de que todo diera lugar, de que los ánimos se encendieran a tope en aquella prisión, de que muchas cosas pasaran, que las personas más fuertes impusieran su autoridad, su fuerza, su poder al resto de debiluchos

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     Era un día antes de que todo diera lugar, de que los ánimos se encendieran a tope en aquella prisión, de que muchas cosas pasaran, que las personas más fuertes impusieran su autoridad, su fuerza, su poder al resto de debiluchos. Muchos aprovechaban para divertirse una vez más en el patio de actividades, ya que este, las horas de descanso, sería utilizado como el gran escenario de los participantes del evento, en donde todos claramente irían a ver todo el espectáculo que se armaría, aunque eso sí, los guardias tendrían que arreglárselas para mantener el orden y separar a los participantes de los espectadores en todo momento, pues los ánimos podían encenderse a tal grado que estos últimos podrían llegar a intervenir en los enfrentamientos, algo que claramente no querían.

     Aquel día fue uno que Kane decidió descansar de su entrenamiento, incluso quiso, por así decirlo, tomarse el día en las labores y quedarse en su celda para descansar, los buenos compañeros de trabajo de él aceptaron cubrirlo ese día para que pudiera descansar bien. Ahí se encontraba el peliazul, recostado en su repisa, reflexionando acerca de todo lo que había vivido en los últimos días, en que por fin se animaría en participar en aquel torneo del cual muchas veces se había negado a estar, aquello podía terminar muy bien, o muy mal, él esperaba quedar en un puesto alto. Kane sabía que, si pretendía ser el primero o al menos quedar cerca de serlo, tendría que forzosamente enfrentar a Francis, un tipo rudo de los que tenía tiempo que no veía. A su parecer, la derrota que tuvo en la lavandería fue algo humillante, pero tampoco creyó en su momento poder ganarle, no era nada a comparación de Francis, pero ahora sí que lo era, para él. Ahora sí que se sentía listo para enfrentar al gran hombre.

     Escuchó unos pasos dirigiéndose a su celda, creyó que Newt, pero no era nada más y nada menos que Aviella. Le extrañó un poco la forma en la que llegó sin que alguno de los guardias a las afueras lo descubriera, él se había escabullido para llegar y que no le interrumpiera su descanso.

    —¡Hola! —exclamó alegremente aquella chica de cabello rosado y blanco.

    —Buenas. ¿Cómo lograste llegar sin que te hayan visto? —interrogó su contrario.

    —No había nadie afuera, ni un solo guardia.

    —En verdad deben estar emocionados por lo del torneo ese —dijo. Después se cuestionó otra cosa—. Un segundo, ¿cómo siquiera supiste que esta era mi celda?

     —Una vez te vi llegar hasta aquí. Veo que también la compartes con Newt.

     —Sí, ese bastardo —se quedó un momento en silencio.

     —¿Qué ocurre con él? ¿Por qué es así? —Aviella quería saber el origen de por qué era tan pervertido. La chica se subió hasta la cama de arriba de la repisa.

     —Lo poco que sé es que lo detuvieron por un montón de cosas relacionadas a eso. Posesión de drogas, acoso y la más horrible de todas, violar y matar como a 6 mujeres —fue enumerando cada uno de los despreciables actos de aquel recluso.

Before DanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora