Fingiendo Odio [SasuSaku] +18 #2✔

capítulo 8

Sasuke

Y asi pasó. Aunque el odio aún no se va.

Es que esa niña tonta me pone los nervios de punta, quiero joderla pero cada que estoy con ella sale un lado nuevo de mí que yo no conozco. Y me da miedo, lo acepto, tengo miedo que esto no salga como planeo, ya que nada de lo que intento me sale bien al final y termino más jodido que antes.

Sonrío al recordar lo ruborizada que se puso cuando le mencioné eso allá afuera. Todavía provoco cosas en ella.

Recibo una llamada de Itachi y frunzo en ceño. Me quiere tener tan vigilado.

—¿Y ahora que? —contesto de mala gana.

—Ven a mi oficina.

—Acabo de llegar a casa, quiero dormir.

—No es una petición. Es...

—Una obligación. Lo sé. —cierro mis ojos y asiento —bien. Estaré ahí en media hora.

—Te espero.

Cuelga y miro el celular por lo serio que me habló, no suele ser así conmigo al menos que algo vaya mal.

Me voy a la ducha y en menos de unos minutos me preparo para salir. Estoy listo, tomo mi celular y salgo y justo cuando cierro la puerta ella viene saliendo.

—Mhn hola —me saluda.

—¿Estas ocupada? —me apresuro a preguntar.

—No, sólo voy de compras ¿por qué?.

—Ven conmigo —musito y ella me mira confundida. —no es nada malo. No pienses mal.

—De acuerdo —asiente.

—Bien.

Salimos juntos, lleva con sigo un jersey blanco y un pantalón rasgado de las rodillas y unos converse. Su cabello en trenzas la hace ver con un look urbano.

Se ve linda.

Estoy de acuerdo.

No puedo argumentar nada ante esa verdad.

Salimos del edificio con mi auto. Ella va con su celular. Yo manejo entre el maldito tráfico de Tokio, Shibuya esta congestionado y tomo otra ruta.

—¿Adonde me llevas?.

—Por ahí —contesto mientras giro el timón sin apartar la vista hacia el frente.

—No pienses que esto es una cita —inquiere.

La miro de reojo —¿Quien mierda piensa que lo es?.

—Pues, puedes confundirte.

—No quiero una puta cita, sólo te invité a venir. —espeto.

—Más te vale —me mira sería y con sus ojos entrecerrados.

Llegamos al edificio nuevo de papá. Me estaciono al frente y salimos. Sakura me sigue, va a mi lado y la gente nos mira. No podemos pasar desapercibidos los dos. Claro, ella es la hija de uno de los empresarios más reconocidos del país y yo, yo también estoy igual.

Subimos al ascensor mirando toda la ciudad.

—Que sea rápido lo que harás. Tengo que ir a comprar suministros —me dice.

—¿Que?¿irás a una maldita guerra? No me jodas —ruedo los ojos.

—No, sólo tengo que comer y las raciones son para una semana entera. —comenta.