Callum
Hacía tres días desde que la humana llegó a nuestro hogar, bueno, trajimos a la fuerza si se le puede decir así. En estos tres días, solo la había visto dos veces. Ella apenas salía de la habitación que se le asignó.
-¿Y tú hermano?-mi abuelo entró en mi despachó sin llamar, como siempre.
Alce la vista.
La verdad es que hacía días que no lo veía.
-No se, se habrá ido a hacer otra de sus rutas-me encojo de hombros.
-Hace cuatro días que no se deja ver por casa-parecia preocupado.
Y es que cada vez que Nick se iba, era de viaje a la ciudad o a liarla por ahí, mi abuelo se preocupaba, pero no sabía porque, si como hacia siempre, se iba para meterse en peleas y en problemas que luego nos perjudican.
-Manda a tus hombres en su búsqueda-ordeno.
Rodé los ojos ante su petición, pero sabiendo que si no hacía caso a lo que había pedido luego me tendría agobiado, asenti y llamé a Noah. Éste al oirme, entró por la puerta y me miró.
-Prepara a cuatro de los mejores guerreros de la manada y junto a ellos, buscad a mi hermano-él asintió.
Aunque pude ver en su mirada que sabía igual como yo lo que podía estar haciendo ahora mi hermano.
Salió del despacho y yo observé a mi abuelo que sonrió.
-¿Contento?
-Si, hijo. Si-no dijo nada mas, salió de la estancia dejándome solo y con lo mío.
Después de acabar con firmas de papeles, cogí y me acerqué a la cocina, me apetecía algo de comer. Cuando llegué a ella, mi cara se alzó de sorpresa, la humana estaba preparándose algo en la sartén. Al oirme, se giró dando un leve salto.
-Joder...-la oí suspirar-Me has asustado.
Sonreí apenado.
-Lo siento, no era mi intención.
-Esta bien-se giro de nuevo para mover la sartén.
-¿Puedo saber que es eso que huela tan bien?-pregunte.
El olor era dulce. Aspiré involuntariamente.
-¿Quieres algo?-su voz seca me hizo volver a fijarme en ella.
-¿Que es eso que huele tan bien?
Miró la sartén y sonrío como si se acordara de algo.
-Son Crepes-asentí.
-Pues tienen bueno pinta y huele bien...
-¿Estas aquí para hablar de los Crepes?-negué con la cabeza.
-Si no ves, esto es una cocina y yo tengo hambre y por eso estoy aquí-mi respuesta parecía haberle hecho gracia-No te rías-gruñí sin saber por qué.
Alzo las manos y dejo de reír.
-Vale, vale...-apagó el fuego de la sartén y en un plato se hecho tres tortitas, luego señaló dos que quedaban-Te las regalo-susurro saliendo de la cocina.
Observe las tortitas de Crepes y sin dudar fui hacia ellas y untándole un poco de miel, me las comí. Mis labios gimieron de las buenas que estaban, esa chica tiene manos de ángel pensé con cada bocado que daba.
No pude evitar pensar en mi mujer, Camila. Ella y yo nos pasamos mayor parte del día en la cocina preparando recetas para probar. Pasar los días con ella había sido de lo mejor, era una chica sonriente y nunca le temía a nada, todo lo contrarío, enfrentaba a todos aquellos que querían separarnos, y ese hecho era porque Camila era la hija del Alfa Antoniette, un Italiano que dejo el bosque para vivir de la ciudad y crear un imperio. Para él que su hija se enamorara de mi y yo de ella, al principio no le pareció bien, nos puso retos y obstáculos en la vida, según él yo acabaría matando a su hija y hoy en día, le doy la razón de ello. Esa noche yo debía de estar aquí, pero no estuve. Cuando llegué a la casa y vi lo que había ocurrido todo en mi mundo se tambaleo, deje de tener a la mujer que amaba en mi vida, para tenerla muy lejos de mi, la perdí y no estuve para ella. Solo recuerdo como mis manos agarraron su rostro a la espera de sentir que estaba bien, que no estaba pasando lo que mis ojos me mostraban, no quería creer nada de lo que veía, pero la realidad me golpeo al ver que no volvía a mirarme con esos ojos castaños, ni ese rostro precioso que podías tocar y sentir la suavidad en el. El 14 de mayo del 2018, perdí lo único que me había hecho feliz alguna vez.
ESTÁS LEYENDO
LA MARCA DEL LOBO
Fiksi IlmiahSu vida no era de rosa. Su mundo no brillaba como los demas. Su risa era hermosa aunque ella no lo creía. Su pelo azul era extraño pero único. Sus ojos miraban mas haya de la verdad. Tracy Jones, era diferente, le sonreía a la vida y creía en el mas...