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— ¿Qué tú qué con Jimin? — Su confesión pudo paralizarme sin saber como dirigirme a ella, eso estaba mal, lo que hizo de fue correcto fue en contra de su moral haciendo las cosas indebidamente.
— Lo sé, lo sé, sé que hice mal, solo fue un momento en que mi cerebro no se ilumino.— Me dijo que se encontraba bien, que más hombres llegarían a su vida, pero no que fuera así tan rápidamente solo por querer vencer el dolor que en ella se formaba en secreto.
—Tenía que, no te das cuenta de que besaste a Jimin en serio, como pudiste. — Recalcar las acciones de su pasado la hacían entrar en un estado incomprendible, ahora mismo no creía ni que ella misma supiera lo que quería.
— Lo siento, en realidad no quiero lastimarlo, solo que aquel tocó a mi puerta, me confesó su gusto por mí, se oía tan bien y no supe que hacer, me encontraba un poco sensible,
— Conmigo no te tienes que aclararlo, primero date cuenta de tus sentimientos, no lo utilices a él para hacerlo. — Mira quien lo dice.
— Hablaré con él. —
— Espero que lo hagas.— Tal vez estaba siendo un poco dura, pero me encontraba un poco furiosa con Suni, esa no era excusa para besar a alguien que si se aferra a ti.
— Estamos bien. — Mi ojos fueron secos hacia ella dando afirmativo a su pregunta con mi cabeza. — Como ya no estas tan enojada, tengo que decirte algo. — Entrecerre los parpados con el veneno fluyendo entre mis venas, hice un ademán para que hablara de una vez. — Invite a Jungkook.
Mis ojos se abrieron en sorpresa y mi cerebro empezó a palpitar dentro de mi cabeza.
—¿Por qué lo hiciste? Sabes que no quiere verme ni en pintura. —Aunque fuera doloroso admitirlo, era la verdad, una parte de mí esperaba que ante su regreso todo fuera como antes, no como antes, si no que las cosas no fueran así, que él quisiera por lo menos verme.
— Si en realidad no quiere verte, no vendrá.
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Hizo presencia con una sudera negra cubriendo la mitad de sus piernas y una camisa holgada encima del mismo color, dude del propósito de su ropa para el fin de lo que daba la piscina, pero así era él, un extraño amante de la ropa ancha en cualquier ocasión.
— Si vino. — Susurre más para mí, que para la persona que se encontraba a mi lado.
Para este momento me encontraba más que ilusionada, él si aparecio, su odio no era tanto como para no querer verme una vez más, tal vez quisiera hablarme, aunque me conformaba con un simple "Hola" de su parte, solo quería escucharlo dirigirse a mí
